Las amistades son buenas en la vida de cualquier persona; y más de esas que duran años, es difícil encontrar verdaderos amigos y cuando al fin los encuentras se convierten en algo especial para ti, siempre están ahí cuando les necesitas, en las buenas y en las malas.
¡No importa si pasa tiempo sin verlos o sin escucharlos, siempre están! Sabes que tienes esa amistad, y eso hace que los lazos que existen se hagan más fuertes y duraderos; incluso los consideras como algo más que un familiar; en el momento que sientes tener amigos verdaderos de los que piensas que nada te podrá apartar de ellos… te piden dinero prestado.
Prestar dinero a una amiga o amigo puede arruinar la buena relación, si prestas dinero a una amistad que te dice que está en una situación difícil, sin pensarlo se lo prestas, y lo haces de corazón, incluso sacrificas algo para ayudar a tu amigo o amiga; pues el dinero nunca suele sobrar.
Pueden pasar varias cosas aquí algunas de ellas:
- Si prestas dinero una vez, siempre hay una segunda vez… y tal vez la tercera vez, pero en el momento en que ya no le prestas esa “amistad” tan fuerte, resistente y duradera comienza a marcharse de tu vida. “No se entienden bien los motivos”
- Cuándo prestas dinero a alguna amistad; confías ciega y plenamente en que te lo va a regresar el día en el acordado; pues es tu “amiga o amigo” fiel. Llega el día promesa de pago y tu dinero y tu amistad… ni sus luces. Piensa uno (iluso) que probablemente tuvo algún inconveniente y no le alcanzó el día y confías en que lo hará al siguiente día; y así pasan más y más días hasta que realmente te preocupas por ella y le llamas por teléfono o le mandas un mensaje; pero curiosamente o está ocupada, o va manejando. Ya empiezas a sospechar que algo anda mal ¿acaso se me está escondiendo? Cuándo al fin te contesta te dice que ha tenido muchos problemas económicos pero sin falta te paga X día pues va a recibir un dinero. Y llega el X, Y y Z día, pero nada.
Le vuelves a textear porque ya las llamadas no te las recibe; y te dice que ya tenía tu dinero pero tuvo un problema (otro) y lo tuvo que ocupar… pero que sin falta el viernes de la próxima semana te deposita. Todavía con la esperanza de que te pague el viernes sigues confiando (jajajajaja). Por supuesto llegó el viernes y no pagó; en ese momento uno ya no sabe si reírse, enojarse o llorar. Lo que sí es seguro es que ya perdiste la amistad y tu dinero, y muchas veces no es el dinero sino te sientes defraudado por quién se supone era tu súper amiga.
- Cuándo prestas dinero y te empiezan a echar rollos sentimentales y que por eso no te pueden pagar; olvídalo; ya no te va a pagar. Adiós amistad.
- Si tu amistad deudor ya no te contesta llamadas o mensajes, probablemente ya cambió su número celular y probablemente hasta el de su casa.
- Si la amistad… perdón la persona que te debe te da largas y largas y largas olvídalo; ya no te va a pagar y perderás su amistad y tu dinero.
No pierdas amigos por dinero, la amistad es mucho más que eso, la verdadera amistad atraviesa las tempestades más fuertes y aun así sigue siendo fuerte como un roble.
Algunas personas simplemente deciden nunca dar préstamos personales. Si les preguntan por qué, responden “Lo lamento, pero es mi política nunca prestar dinero”. Apliquemos de ahora en adelante ésta política.
Pero si estás pensando prestarle dinero a un amigo, es importante que tomes en cuenta estas reglas:
1. Discute otras opciones que no sean dinero. Pueden existir otras formas en que puedas ayudarlo.
2. Presta sólo la cantidad que puedas perder. Lo más probable es que no vuelvas a ver tu dinero
3. Sé claro y realiza un detallado plan de pagos. Discute con la persona que pasaría si no paga en tiempo y forma.
4. Ponlo por escrito. Es importante que exista algún tipo de compromiso legal o por lo menos avalado de alguna manera.
Si yo contara las amistades que mi generoso Papá (QED) perdió por querer cobrar préstamos qué hizo… Uno de sus tantos consejos que sabiamente me dio fue: “nunca prestes dinero a tus amistades” (se me olvidó, pero no lo vuelvo a hacer).