Es una disciplina terapéutica a través de la extracción de aceites de la gran variedad de plantas aromáticas que existen. Al usar los óleos indicados se puede restablecer la armonía y el equilibrio físico y mental de una persona; este tipo de terapia tiene un alto potencial capaz de curar, se empieza por relajar a la persona hasta llevarla a un estado de relajación, bienestar, alegría y confort.
Es cierto que la aromaterapia no reemplaza a la medicina tradicional, pero al utilizarse a la par, hace que su efectividad se vea casi de inmediato porque va directo a la raíz del problema, más aun, se conoce emocionalmente el origen al trabajar desde adentro con responsabilidad y fuerza, evitando repetir patrones, cerrado círculos y proporcionando fortaleza para el proceso de curación. Los aromas actúan en el interior del cuerpo a través de la asociación de imágenes, evitando la intervención de nuestra parte consciente que todo lo analiza y traduce a palabras con sentido.
La aromaterapia desentraña lo que hay en el alma de cada persona; por difícil que parezca, lo que percibe el cerebro a través de la nariz, lo sitúa en el área de las percepciones espirituales, armonizando nuestro cuerpo energético y accediendo de este modo a la regulación del área física que necesite ser reconstituida. Se concentra en el olfato y el tacto ya que de ellos depende el beneficiarse de los aromas; los seres humanos responden a los olores a un nivel emocional superior al de los otros sentidos, un aroma determinado tiene la capacidad de desencadenar toda una sucesión de recuerdos casi olvidados, la zona del cerebro asociada con lo que olemos es la misma que la de la memoria.
La región olfatoria es el único lugar de nuestro cuerpo donde el sistema central está relacionado estrechamente con el mundo exterior; de este modo, los estímulos de lo que percibimos por este sentido llegan directamente a las centrales de conexiones más internas de nuestro cerebro; las neuronas de esta región son neuronas sensitivas primarias y forman parte de las neuronas cerebrales.
El olor provoca la evocación. Por ejemplo, Marcel Proust un día al pasar por una panadería, recordó el aroma del pan que hacia su abuela y recuperó en 7 tomos la historia de su vida llamándola En busca del tiempo perdido, esto indica que se evoca la memoria emocional, lo que se puede relacionar con lo que sentimos. De esta manera la memoria asociativa con los olores permite que se aprovechen los aceites para uso terapéutico, pues la conciencia registra el aroma con la ambientación. Hay aromas que equilibran las emociones y con eso se reduce la ansiedad, la depresión o la fatiga mental.
La aromaterapia actúa en los planos sutiles, por ello incentiva a la meditación, concentración, visualización y otras técnicas holísticas que permiten armonizar el entorno.
El tacto influye en el sistema nervioso autónomo relajándolo y vigorizándolo al mismo tiempo; las investigaciones han demostrado que fomenta la secreción de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad que actúan como narcóticos naturales del cuerpo al reducir el dolor y producir una sensación de bienestar.
¡Qué tengas una semana maravillosa!
Georgette Rivera