Antes que nada agradezco todos sus correos, les pido paciencia para responder a cada unos de ustedes, y siguiendo sus sugerencias, me he esmerado en escribirles temas que atañen a una sexualidad plena, pero me llamo mucho la atención que la mayoría de las dudas e inquietudes de muchos de mis correos son él como “hablar de sexo con la pareja”.
Aunque parece fácil, porque llevan muchos años de vivir juntos, hablar de la relación sexual en términos de placer, y no de procreación, resulta un verdadero tropiezo en la comunicación de la pareja. Ellas no lo comentan porque temen ser criticadas o rechazadas (quién te lo enseño o de dónde lo aprendiste), fueron educadas a callar y satisfacer las necesidades de los demás, asimismo, son mas inhibidas que los hombres a la hora de mantener una conversación con la pareja sobre estos temas, mientras que ellos, todo lo dan por sentado (creen que lo saben todo), y les cuesta abrirse a dialogar todo lo relacionado con el sexo, ya que su crecimiento físico y su desarrollo sexual son la base del poder, del liderazgo y del éxito en la conquista amorosa, pero esto no implica una buena comunicación sexual. Esta conducta de ambos imposibilita la verdadera intimidad.
En mis años de experiencia en atender parejas con problemas sexuales, la mayoría han llegado a ese punto, porque a través de todos los años de vivir juntos, no han logrado una verdadera intimidad y una real cercanía. La manera en la que construimos esa cercanía es la que reduce la sensación de libertad y autonomía que se necesitan para obtener placer sexual. Los obstáculos que enfrenta la pareja para hablar de sexo, son el miedo al rechazo y el temor a lastimar al otro, si este lo toma a pecho, como un reclamo o una crítica a su desempeño sexual.
La mejor herramienta para ir rompiendo barreras es la buena comunicación verbal, ya que es una de las claves para una buena vida sexual. El hecho de compartir libremente sus pensamientos y emociones en el día, crea confianza y conexión emocional entre ellos, lo cual brinda la libertad para explorar su sexualidad detalladamente. La intimidad genera sexualidad.
El hablarle de sexo debe ser sin morbo, hacer las cosas de tal manera que no parezca un reclamo, sino una expresión de sus sentimientos y emociones, con naturalidad y amigablemente, jamás a la defensiva. Crear un ambiente adecuado, sin distractores (televisión, radio o computadora), luz tenue, música suave, un buen vinito, caricias (sin fines de sexo, solo para entrar a tono), sin hablar, solo se escucha la respiración de ambos, y empezar hablar de que le gustaría a cada uno en ese momento. Lo ideal es solo platicar, no llevar a cabo el coito. Este ejercicio es ideal para lograr iniciar una comunicación abierta.