Llegas a casa y no terminas de cruzar la puerta cuando tu perro ya está en dos patas y listo para lamer tu cara. Aunque sabemos que no te molestan sus muestras de afecto, te gustaría saber qué es lo que trata de decirte, ¿cierto?
Lo cierto es que cuando tu angelito peludo lame tu cara puede estar tratando de darte diferentes mensajes. De hecho, este comportamiento suele ser una combinación de conductas aprendidas, respuestas instintivas y su propia naturaleza.
Específicamente, esto es lo que motiva que tu perro lama tu cara en cada situación:
- Biología. Recuerda que tu perro depende de su olfato para entender el mundo, y que millones de receptores olfativos están localizados en su nariz y al frene de su hocico. Así que cuando lame tu cara, el angelito está buscando información acerca de ti por medio de las feromonas que segregan las glándulas sudoríparas de tu piel.
- Instinto. Tal vez no lo sepas, pero en la naturaleza, las madres digieren la carne y luego la regurgitan para sus crías. Instintivamente, los cachorros lamen los hocicos de sus madres para pedir comida; así que cuando tu perro lame tu boca es probable que tenga hambre y espera que le des de comer.
- Comportamiento aprendido. Los cachorros aprenden a lamer cuando son muy jóvenes. Las perras comienzan a lamer a sus cachorros desde el momento que nacen para ayudarlos a respirar y limpiar la placenta. Más adelante, lo hacen para eliminar los restos de orina o heces de sus cachorros, así como para crear un vínculo. Del mismo modo, tu perro te lame la cara en un esfuerzo por limpiarte y estrechar el vínculo entre ustedes.
- Sumisión. Lamer también es signo de sumisión. En la naturaleza, el perro alfa espera que los otros miembros de la manada muestren su sumisión al lamer su cara. Dado que tu perro te ve como el líder, lame tu cara para confirmar tu dominio.
Ten presente que si premias (caricias, comida) a tu perro cuando lame tu cara, él aprenderá a repetir ese comportamiento cuando quiere atención. Si no te gusta que lo haga, trata de ignorarlo cuando comience a lamerte o en su lugar ofrécele un juguete.