La adicción afectiva es una dolencia que tiene cura y sobre todo que puede prevenirse. Contradiciendo lo que la mayoría de la gente, los medios de comunicación y la sociedad en general nos dicen sobre el amor, me atrevo a afirmar que es posible amar intensamente a una persona y conservar la independencia personal. Esto, al tiempo que se cuida y se hace crecer el vínculo amoroso.
El amor dependiente más que un acto de cariño desinteresado y generoso es una forma de rendición personal guiada por el miedo. El fin del mismo es preservar al ser amado y evitar la ruptura y con ella el abandono. Hay quienes llegan a despersonalizarse para conservar a su pareja llegando a asumir la obediencia no cuestionada, a adherirse a sus normas y principios y a subordinarse en un modelo de dominio-sumisión. Afirmar “mi existencia no tiene sentido sin él” es el primer paso para una vida sin rumbo y sin propio significado.
¿Se pueden eliminar las ataduras psicológicas y mantener vivo un vínculo amorosos? Sí, pero para entender esto hemos de reconocer que se sabe más de la falta de amor que del exceso afectivo. A las personas en general les interesa más el tema del desamor y sus consecuencias que la presencia evidente de un “amor desmedido”. No es extraño escuchar plácidos comentarios como “su amor es tan grande que no hacen nada el uno sin el otro”.
Una relación codependiente desgasta y enferma, deteriora física emocionalmente a quienes lo viven y destruye la relación amorosa. ¿Cuáles son las características de la inmadurez emocional que están en la base de este tipo de vínculos?: me atrevo a afirmar que las personas emocionalmente inmaduras tienen dificultades para manejar el sufrimiento, la frustración y la incertidumbre.
¿Vale la pena cambiar una pizca de bienestar y protección inmediata por una vida insufrible? ¡Se paga tan cara la fantasía de seguridad, de estabilidad y confiablilidad! El temor al abandono puede llevarnos a renunciar a una convivencia pacífica y tranquila.
Si te has dado cuenta de que caíste en una relación codependiente, es importante que consideres los siguientes puntos, los cuales pueden serte de gran ayuda si decides salir y terminar con esa relación:
- Evitar sufrimientos innecesarios. Si a pesar de la aflicción que genera y los fantasmas de la soledad, interrumpimos la relación codependiente, ejercitamos una importante conducta de autoafirmación que refuerza nuestra seguridad personal y nos habilita a aprender del fracaso.
- Aprender del fracaso. Sólo quien puede detectar y analizar las razones de sus fracasos está en condiciones de rectificar los errores cometidos y perseverar en alcanzar la meta deseada. Fracasar es aprender, y este aprendizaje facilitará éxitos posteriores.
- Enriquecer la vida afectiva. No se trata de dejar a unas personas para conocer a otras, sino de saber abandonar las relaciones que empobrecen o violentan en el presente para no hipotecar nuestro futuro por ellas. Quien no es capaz de reconocer que la relación no funciona, dificulta sus opciones de generar otra que sí pueda funcionar.
El trabajo hacia la autonomía y la autosuficiencia es tarea central para la madurez emocional. No “poner todos los huevos en la misma canasta” repartirá nuestros quereres en distintos intereses, amistades, sueños, propósitos, permitiéndonos interpretar diversos papeles en nuestra vida. Al final, debemos recordar que “no solo de ser pareja vive el hombre”.