Es muy común que como padres queremos “presumir” todas las destrezas de nuestros hijos como si fueran grandes trofeos, pues nos sentimos orgullosos de sus logros y decepcionados de sus fracasos.
La verdad es que en edades tempranas la competencia real es entre las escuelas y los padres; es decir, nos sentimos totalmente satisfechos cuando podemos decir: “mi hijo tiene 4 años y ya sabe muchísimas cosas, escribe, suma etcétera”, entonces pensamos que nuestro hijo es sumamente inteligente y será el mejor en todo y esto es un grave error, ya que las escuelas y los padres adelantan y fuerzan procesos madurativos totalmente fuera de toda etapa de desarrollo.
Algunas frases que utilizamos los padres para poder “competir” y justificar a nuestros hijos:
1.- “ASI ERA YO CUANDO ERA CHIQUITO” .
2.- “LA MAESTRA NO LO QUIERE O NO LE TIENE PACIENCIA”.
3.- “MI HIJO NO GANÓ NADA POR CULPA DE….”
4.- “LA ESCUELA DEBERÍA…..”
5.- “NO APRENDE PORQUE ES FLOJO”.
6.- “NO SE LE DA EL ESTUDIO, NO SE LE DA EL DEPORTE”.
Lo peor es que cuando el hijo no cumple con nuestras “expectativas” de logro y otros niños si lo hacen, las mamás empiezan a destrozar a los progenitores del niño y peor aún, y totalmente inaceptable es: DESTROZAR AL NIÑO. Todo esto se comenta en los famosos “chats”, desayunos, cafecitos etcétera.
Lo que debemos comprender es que el desarrollo de nuestros hijos lleva un proceso y no todos los niños tienen las mismas habilidades y destrezas por lo que nuestra obligación como padres es permitir que se enfrenten a diferentes contextos y apliquen sus aprendizajes en dichos contextos.
En lugar de competir y hacer menos al niño de a lado o amiguito te sugiero que hables con tus hijos y les expliques que siempre debemos respetar las diferencias y que dichas diferencias representan un aprendizaje positivo. Dejemos de juzgar a lo compañeros de nuestros hijos y a sus padres, pues cada quien tiene las más profundas circunstancias y razones para ser como es.
Ximena Sandino
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