Sanando heridas

Denise Ramos Murrieta

Gustavo acababa de salir de una relación muy conflictiva. Lloraba todos los días porque le costaba trabajo soltar a esa persona a la que había vivido apegado por siente años. Batallaba para dormir, se enojaba, sentía mucho coraje y mucho amor al mismo tiempo. Una noche lo invitaron a salir a un bar con amigos y amigas. Decidió salir para despejarse un poco. Esa noche conoció a María, una mujer muy guapa, nueve años mayor que él y casada. Platicaron toda la noche. Intercambiaron teléfonos y se cayeron muy bien.

Denise Ramos Murrieta

Gustavo sintió que ella lo entendía completamente. Chateaban todos los días. Ella le daba consejos para sanar la ruptura. Así siguieron como amigos algunos meses, hasta que la relación dio un giro amoroso. Empezaron a verse a escondidas. Al principio los dos estaban de acuerdo en que lo de ellos no podía crecer, porque ella estaba casada. Pero a los tres meses de relación ya se sentían tan enamorados que decidieron quedarse juntos. Empezaron a planear cómo y cuándo ella iba a dejar a su esposo. María le pidió tres meses para decirle a su marido y ver si él aceptaba salirse de su casa y dejarla con los niños. La relación siguió muy bien, muy intensa por dos meses más, mientras hacían planes juntos. Ella se separaría y estarían libres para andar juntos, pero al principio se esconderían para que nadie supiera que ya andaban desde antes. Unos cuatro meses después de la separación empezarían a salir y él conocería a los hijos de ella.

Cuando ya faltaban 15 días para el plazo establecido, ella empezó a cambiar. Ya casi no le respondía los mensajes a Gustavo, ya casi no iba a verlo. María estaba arrepintiéndose de dejar a su marido.

Gustavo le pidió una explicación y ella le respondió que él debería de buscar a una joven libre y sin ataduras. Le dijo que él iba a ser más feliz con alguien más. Le dijo que ella había decidido quedarse con su marido.

Gustavo volvió a sufrir por amor. Se había hecho grandes ilusiones con María y ahora estaba devastado. Se dio cuenta que en lugar de sanar bien la herida de su anterior ruptura, había tratado de sanar el dolor enamorándose nuevamente, pero ahora la herida era doble.

Actualmente Gustavo está trabajando en su autoestima.  En reconocer su propio valor, en sanar las heridas emocionales, y en crear su propio destino. Ya no se dejará llevar solamente  por lo que siente, ahora dirigirá toda su atención y energía en buscar lo que le conviene. En el futuro buscará lo que le viene bien a su vida, lo que suma, lo que lo convertirá en una mejor persona.

Denise Ramos Murrieta

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