Negocia con tus hijos y fortalece la confianza.
Como ya lo habrás notado en mis columnas anteriores, la persuasión es un arte que puede llevarse a cualquier contexto; por eso mismo esta vez quiero enfocarme en una faceta igualmente importante y, sobre todo, hermosa. ¡Tu faceta como padre o madre!
¿Qué te parece si te comparto algunas ideas que ayudan sobre cómo emplear la persuasión en la relación con tus hijos? Sin importar la edad.
- Aprender a negociar es una herramienta fundamental en cada aspecto de la vida, y lo aplicamos de manera natural en los negocios; sin embargo se nos olvida que en la relación de pareja así como con los hijos, negociar y conciliar debe de ser parte fundamental del ejercicio diario. Para ello, hay que entender primero lo que es un buen negociador. Un negociador eficiente es una persona capaz de identificar las necesidades, intereses y motivaciones de la otra persona, y posteriormente alinear con ellas las necesidades e intereses propios. Te voy a poner un ejemplo:
Tu necesidad: que tu hijo saque provecho a sus estudios, que se comprometa con ellos y los saque adelante.
Su necesidad: Compartir tiempo con su amigos todas las tardes dándole rienda suelta a los videojuegos.
- Lo que normalmente harías a la primera materia reprobada es castigarle las tardes de videojuegos y obligarlo a encerrarse en su cuarto a estudiar (o algo por el estilo). Logrando así, que odie la escuela pues estará asociándola con castigos en lugar de relacionarla con retos que superar de manera positiva.
- Lo que harás ahora es negociar lunes y martes de clases extraescolares para RESOLVER aquella materia que se le dificulta (plantéalo como un reto no como un castigo), pero dándole la oportunidad de DISFRUTAR invitando a un amiguito a jugar miércoles y jueves. Una vez que apruebe la materia NO VAS A PREMIARLO de manera evidente, es mejor MOTIVARLO diciéndole que en lugar de seguir invirtiendo ese tiempo en clases extraescolares, podrá utilizarlo para practicar algún deporte o hobby de su elección y contar con todo tu apoyo para ello. Si además puedes acordar con los papás de su amiguito que practiquen ese deporte juntos, sería maravilloso.
Recuerda, sea cual sea el reto, el encontrar una motivación hará que logres convertir SU VOLUNTAD en tu más grande aliada.
La enseñanza: Aprender a RESOLVER las dificultades de la vida, sin dejar de DISFRUTAR el trayecto. No preocuparse y paralizarse ante una situación sino ocuparse y movilizarse para resolverla. Tu papel en su vida no es el de ser un verdugo que lo castigue al equivocarse, como bien dice Ana María Arizti (Psicoterapeuta Especializada en Niños y Adolescentes):
“Los premios y castigos no funcionan, son sólo la expresión del control y la manipulación; es mejor enseñarles a asumir que la vida tienen consecuencias lógicas naturales: si te acuestas tarde, no descansas, por lo tanto al día siguiente te costará mucho trabajo levantarte; eso no es un castigo es una consecuencia. Enseña a tu hijo que de él depende lo que quiera conseguir en la vida, no seas tú el verdugo ni el que manipule o controle los premios, ¡la vida solita se encarga! Mejor ayúdale a identificar aquellas consecuencias negativas y positivas de sus actos.”
Por otro lado, estarás abriendo su panorama al brindarle otras alternativas de cómo compartir tiempo con su amigo de una manera más saludable.
¿Te fijas como todo esto es tan sólo un cambio de perspectiva? Es adquirir las herramientas que, traducidas en habilidades, te permitan ser cada día un mejor guía en la vida de su hijo. El amor no basta, pero es el amor el principal combustible para hacer cosas extraordinarias.
¡Hasta el próximo viernes!