Hace dos días me contactó, vía tinder, un chico. Guapo, buen cuerpo y linda sonrisa. Me saludó y de pronto, me promovió sus servicios… si soy muy honesta, no supe cómo reaccionar… no supe si sentirme halagada u ofendida.
No tengo absolutamente nada en contra de los sexo servidores, sólo nunca había sido abordada por uno y –de principio– me sacó de onda. No entré a una aplicación como Tinder buscando pagar por sexo o sexo a domicilio y aunque ya, algunos de mis pacientes hombres, me habían dicho que muchas mujeres ofrecen sus servicios, es la primera vez que me toca que un hombre me los ofrezca a mí.
Primero me mandó su página, dónde lo primero que sale es su slogan: “your desires, my occupation” y finalmente dice algo así como “el acompañante que deseas, el servicio que mereces” y su número de teléfono.
Primero, no contesté. Dejó pasar un día y me preguntó… “¿continúo?” #YoConfieso que me dio mucha curiosidad y le dije que sí. Me explicó que era normal estar nerviosa, que tenía diferentes tipos de servicios; que si me parecía bien, podíamos empezar por un masaje y después –si me animaba– podía contratar sus servicios de acompañante de elite.
¿Alguna vez te ha dado curiosidad saber cuánto cuesta un servicio como este? Te lo paso al costo:
- Una hora: 2,000 pesos
- Dos horas: 3,500 pesos
- Cuatro horas: 7,000 pesos
- Una noche (12 hrs): 14, 000 pesos
- Un día (24 hrs): 21,000 pesos
- Fin de semana (48 hrs): 35,000 pesos
Igual, si lo quieres contratar para un viaje, maneja precios especiales. Guardé la información (nunca se sabe).
Después de lo anterior, me surgieron mil y un dudas más. Moría por entrevistarlo, me presenté, le dije a qué me dedicaba y que me encantaría hacerle una entrevista y supongo que se asustó, porque borró nuestro match y hasta ahí llegó nuestra incipiente historia.
Todo esto, me puso a reflexionar… yo ¿contrataría sus servicios? La fantasía suena bien, he de admitirlo, pero no estoy tan segura de quererla llevar a cabo. Es una de las tantas fantasías que no sé si funcionan mejor en mi imaginación que en la realidad. Entiendo que hay personas –hombres y mujeres– para las que funciona ¿tu crees que funcionaría para ti? ¿alguna vez has fantaseado con esto?
Creo que lo que más me llamó la atención de su página, es el lenguaje que utiliza. En ningún momento usa la palabra sexo, todo el tiempo lo insinúa, pero haciendo hincapié en la sensualidad, el erotismo y la escucha activa de tus necesidades. Y digo que llamó mi atención porque si alguna vez han visto las páginas de chicas, son muy distintas, se enfocan más en lo que saben hacer, son mucho más directas y de cierta forma, más descriptivas. En mi experiencia, el tema de la prostitución masculina, sigue siendo un tabú… no conozco ninguna mujer, que fuera del consultorio, haya aceptado que pagó por un encuentro sexual.
Creo que es interesante darnos la oportunidad de cuestionarnos, de observar qué queremos y por qué no, también la doble moral que de pronto jugamos –me incluyo– y el doble discurso que manejamos. Que un hombre pague por sexo “es normal”… pero que una mujer lo haga “nunca antes visto”.
Por lo pronto, guardé sus datos, quién quita y un día me animo ¡y les platico qué se siente!