¿Anhelas encontrar a esa persona ideal con la que pasarás el resto de tu vida, con la que lo compartirás todo y con la que el mundo será perfecto, pero intentas una y otra vez sin obtener el resultado que deseas? ¿En cada intento te frustras más y más y te es difícil romper con las relaciones pues te aferras a la ilusión de que esa sí es la correcta?
Tal vez lo que sucede es que estás eligiendo mal y esto se debe a que eres tú el que no está preparado para que la persona correcta aparezca en tu vida.
Todos o casi todos vivimos con la ilusión de que algún día por fin va a llegar “nuestra alma gemela” y que entonces la vida nos cambiará y seremos inmensamente felices, pero en realidad, esto no sucederá y ¿sabes por qué? Por dos razones, una porque todos tenemos la pareja para la que nos alcanza y si estamos empeñados en esta búsqueda es porque aún no hemos entendido que atraemos a nuestra vida a personas tan vacías o enfermas como nosotros y la otra es porque la felicidad viene desde dentro y nadie te la dará.
Es básico echarnos un clavado hacia dentro de nosotros y enfocar los reflectores para poder darnos cuenta de cómo somos, de qué debemos de modificar y de cuáles son las carencias que estamos tratando de llenar a través de una pareja para poder trabajar en ellas y sanar.
Si logramos abrazar nuestras debilidades y defectos, valorar nuestras virtudes y amarnos tal y como somos lograremos construir una sana autoestima y ser mejores personas. Este será el momento en el que podremos ofrecerle a otra persona un ser humano de calidad, y por ende otro ser humano así querrá relacionarse con nosotros. Porque desde nuestro lados oscuro solo podremos ofrecer un baile con nuestros demonios internos que nos llevarán a una eterna fiesta de frustraciones.
Te invito a que hagas una revisión interna de cómo eres y de qué es lo que hoy tú le puedes ofrecer a otra persona. Pregúntate: ¿andarías contigo mismo? Si la respuesta es no, trabaja en ti y modifica lo que tengas que modificar para poderte dar desde tu lado sano a una persona sana… y recuerda que todos tenemos la pareja para la que nos alcanza.
Un abrazo bien fuerte, de esos que reparan el alma.
Con amor,