Casi todos desde pequeños escuchamos en casa que para ser felices nos debemos de casar y tener hijos. Por ello, generalmente, la sociedad ejerce sobre nosotros una presión muy grande que, muchas veces, nos impulsa a meternos en cualquier relación solo para tener pareja porque nos aterra “que se nos vaya el tren” Cuántas veces no te han tratado de presentar a alguien o cuántas veces no te han dicho: pobre de fulanita o fulanito porque es soltero… está dejando ir sus mejores años… si lo sigue pensando se quedará sol@ el resto de su vida…y lo peor de todo muchísimas veces te excluyen “del plan” por ser solter@
Pero la realidad es que ¿quién dijo o en dónde está escrito que para ser feliz debemos de tener forzosamente una pareja? Porque ser solter@ es una decisión muy personal. El tener una pareja de ninguna manera asegura que seremos felices porque si lo que buscamos es que alguien sea nuestra fuente generadora de felicidad, nuestro proveedor económico, nuestro compañer@ de bodas y eventos sociales, el papá o la mamá de nuestros hijos, etcétera estamos mal y buscamos en donde no encontraremos nada más que insatisfacción.
Nada de malo tiene ser solter@, nada de malo tiene no tener hijos y sí mucho de malo tiene estar con la persona equivocada por las razones equivocadas y lo digo hasta cuando hay hijos. Una pareja debe de complementar nuestra vida, que por cierto ya debería de ser una plena, y hacer nuestro día a día uno más hermoso. El mayor compromiso es con nosotros mismos y debemos de fomentar la relación más importante que existe y esta también es con nosotros mismos porque, si no ¿Qué clase de relación le podremos ofrecer a otra persona? No podemos andar saltando de relación en relación si no sabemos primero amarnos, si no disfrutamos de nuestra compañía, si no sabemos que nosotros somos los únicos generadores y proveedores de todo en la vida.
Eso sí, debemos de identificar que no se trate de miedo al compromiso porque nos da temor sufrir al pensar que nos puedan abandonar, porque nos da terror perder algo o a alguien o que sintamos que no podremos llenar los zapatos de esa persona. También hay que tomar en cuenta que esta decisión no tiene por qué ser definitiva pues todos cambiamos a lo largo de nuestras vidas y se vale cambiar de opinión, esto es: tal vez has tenido relaciones de transición y no ha llegado “el bueno o la buena” y en el inter decides pasar un periodo de soltería, tal vez lo tuyo no es estar en pareja y decides ser solter@ indefinidamente o tal vez en el camino de tu soltería llegó ese alguien con quien sí te gustaría envejecer y a quien sí le empujarías la silla de ruedas y por esto decides comprometerte en una relación para poner fin esa soltería.
Aquí de lo que se trata es que tengas presente que a esta vida viniste a vivir plenamente, que no hay reglas escritas, receta o un manual para la felicidad. Lo que a ti te viene bien, puede ser que a otra persona le parezca una aberración, pero todo eso no te debe de importar y sí lo que a ti te hace feliz. Por esto haz lo que quieras en esta vida porque el tiempo se pasa bien rápido y cuando menos lo piensas pasaron los años y no hiciste lo que en realidad deseabas, no vivas para darle gusto a la gente sino para darte gusto ti mimo, haz un examen de conciencia y descubre cuál es tu verdadera vocación y sigue tu voz interior porque esta nunca se equivoca y te llevará al camino adecuado: el de la felicidad…
Yo, desde hace un tiempo, soy soltera de vocación, vivo plena y feliz porque así lo he decidido. No estoy dispuesta a pasar mis días sobreviviendo una relación por tener compañía y no estar sola porque estoy consciente de que el amor de mi vida soy yo así como mi única proveedora y generadora de todo. No estoy cerrada a que tal vez algún día llegue ese alguien que querré que sea el que me compre un bikini azul y al que yo le querré empujar su silla de ruedas con todo mi amor, pero de lo que sí estoy segura es que hasta que eso suceda mi decisión hoy es la correcta.
Un abrazo de esos que reparan el alma con amor.
Loretta Valle