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Dices no y aun así accedes a «obedecer» a tu pareja, cuidado
Llevas toda la tarde arreglándote para la boda de tu mejor amiga. Estás conforme con el peinado, el maquillaje y, francamente, estás enamorada de tu vestido. Simplemente, no podrías lucir mejor. Lo malo es que la felicidad no te dura mucho tiempo. En cuanto llega tu novio, todo cambia. Basta ver su cara para saber…