Aunque cada vez es menos frecuente, aún hay mujeres a las que les angustia llegar a cierta edad y seguir solteras. Tal vez sea por la presión de la familia, o los convencionalismos sociales, pero pareciera que casarse es la única forma de ser feliz.
No dudamos que haya muchas personas que se sientan plenas con su vida matrimonial, pero la ciencia ha detectado que tener marido puede ser igual de estresante que trabajar siete horas extra, a la semana.
Y si eso te parece poco, a esa hermosa experiencia hay que agregarle una hora extra de estrés por cada hijo que se tenga. ¿El resultado? Acabas la semana frita, con tu mente y cuerpo agotados completamente.
La peor parte es que, a diferencia del estrés de trabajar horas extras, el que provoca el matrimonio no es redituable. De hecho, puede acabar con la relación si no se le canaliza de la forma adecuada.
¿A qué se debe el hecho de que estar casada sea más estresante que ser soltera a los 30 y no tener pretendientes? ¡A la falta de equidad de género! A pesar de que la mujer ha ganado lugares en el mercado laboral, el hombre no ha adquirido mayores responsabilidades en el hogar.
Así, en vez de haber una división equitativa de las labores domésticas, las mujeres terminan saturadas y explotadas al extremo. No sólo deben realizar sus actividades profesionales, sino que es necesario que cumplan con su rol de mamá y ama de casa.
Los científicos estadounidenses afirmaron que, mientras una mujer con tres hijos suma 28 horas de trabajo extra a la semana, el padre cumple con menos de 10 horas. Cifra que incluso bajará cuando no haya niños.
Desde luego, estas condiciones pueden mejorar, pero es necesario equilibrar el reparto de labores domésticas y el cuidado de los niños. Mientras esto no se logre, siempre será mejor estar soltera. Al menos no te estresas tanto.