Apenas el pasado fin de semana tanto padres como hijos estaban pendientes a uno de los acontecimientos más importantes que se celebra cada inicio de un nuevo año, la llegada de los Santos Reyes. Los niños por supuesto a todo vapor haciendo sus cartas pues si Santa Claus no pudo con toda la lista de lo que le solicitaron, seguramente los Reyes serían los indicados en terminar el pedido, razón por la cual todos los padres de inmeditato empezaron a hacer llamadas a los Reyes Magos para decirles que les hacía falta a sus adorados hijos. Si bien es cierto, este 6 de enero muchos niños recibieron una cantidad de juguetes, ropa y algunas o muchas cosas que ni siquiera necesitan, y otros agradecieron la visita, pues ni siquiera les trajeron lo que deseaban o bien nada parecido a lo que imaginaban les llegaría, así que es probable que te preguntes: ¿y cómo saber lo que es justo recibir?, o más bien, ¿qué es lo que un niño debe obtener?, mi respuesta es: aquéllo que lo hace feliz, pero que además de eso, es capaz de capturar su atención y no dejar botado en cualquier rincón pasadas unas horas.
Esto mismo sucede en ocasiones con los adultos, quieren cosas que difícilmente van a poder valorar y que el simple hecho de tenerlas les hace desdeñarlas, eso puede suceder desde una relación, hasta un trabajo o algo más que se convierta en un capricho, así que sería importante cuestionar qué es lo que en realidad uno quiere pedir y tendrá la capacidad de poder disfrutar, pero más allá de eso, qué es aquéllo que se desea y se podrá aquilatar; eso solo lo sabe cada uno en su corazón, por lo que si en realidad quieres saber qué te trajeron los Reyes, creo que fue la oportunidad de conseguir algo que realmente necesitaras, pero también el simple hecho de tener la posibilidad de pedir y tener la certeza de que lo que se quiere solicitar, es ya un regalo en sí. Acostumbrémonos a pedir cosas simples que vuelvan realidad lo que uno más necesita, decretando fuertemente y con convicción, con fe y con la seguridad de que eso ya está en el aire; sé parte del milagro en sí de recibir, pues desde el momento en que lo haces, tú mismo sabes si más adelante podrás contarles a los demás qué te trajeron los Reyes. Por mi parte deseo que te hayan traído salud y mucho trabajo interno y externo para que alcances a expandir tu conciencia hoy y todos los días un poco más.
Que tengas una bendecida semana.