Es común escuchar en muchas platicas de sexualidad entre cuates sobre el himen y lo podemos asociar a la virginidad, pero muchos no saben que la virginidad puede no estar condicionada a la existencia de este. No te hagas bolas y mejor toma nota.
¿Qué es el himen?
Al himen también se le conoce popularmente como la membrana de la virginidad, y se trata de una fina membrana de tejido conjuntivo que cierra parcialmente la entrada de la vagina. La elasticidad y espesor varía dependiendo de cada mujer, la perforación permite siempre el flujo de la regla. Esta membrana puede cubrir por completo el orificio, pero generalmente lo rodea como un anillo ajustado, por muchos años se ha creído que la mujer que lo conserva intacto jamás ha tenido relaciones sexuales, también se ha creído que la mejor prueba de ello es la dificultad para hacer una penetración, que haya sangre y que cause dolor.
El himen no es señal de virginidad. Lo cierto es que una mujer puede tener una vida sexual activa y un himen intacto, o al revés, una joven virgen puede no conservar su himen.
SABIDURÍA QUE AYUDA: El himen se puede romper por accidente, pues es fácil que se desgarre, se ha demostrado que los tampones distienden progresivamente hasta ensanchar el orificio, lo mismo ocurre con la práctica regular de la equitación, la danza o de algunos otros deportes violentos. También existe la contraparte, la elasticidad del himen puede hacer que permanezca intacto después de varios contactos sexuales, también hay casos de mujeres embarazadas con el himen íntegro. Ni siquiera los médicos pueden constatar si una mujer tuvo relaciones sexuales en el pasado, así posea o no la membrana. Entre los mamíferos, únicamente la hiena y el topo comparten con la mujer dicha membrana.
¿Para qué sirve?
La ciencia no ha encontrado una respuesta contundente, sin embargo algunos expertos sugieren que su cometido es de servir como barrera protectora contra las infecciones durante la niñez. Pero a falta de pruebas de este funcionamiento biológico el himen tiene un valor simbólico que solamente ha traído problemas al sexo femenino. En algunas sociedades es un signo de garantía de la honra femenina y las recién casadas estaban obligadas a demostrar su virginidad, en la actualidad ya no se considera ni un valor ni una garantía de pureza, aunque lamentablemente algunos países musulmanes, entre ciertas etnias como la gitana, siguen conservando este mito.
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