Si me siento a hacer estadística en el sillón de mi consultorio, hay tres quejas frecuentes: tristeza en depresión, nerviosismo en ansiedad y quejas de memoria con su respectivo miedo a padecer una enfermedad demencial. Prácticamente a todos nos ha pasado que ante un olvido que nos afecta nuestro día, obligadamente nos cuestionamos el porque.
Vamos a enumerar cuales podrían ser las principales causas de que nos ocurran olvidos:
- El decaimiento habitual de las capacidades cognitivas e intelectuales con el paso de los años. Es importante decir que esto para nada es sinónimo de “Demencia Senil” que de hecho ya se borró de las clasificaciones neuropsiquiátricas. Porque le trasmitía la idea a la gente de que era “normal” que hubiera una alteración de la memoria producto de la edad, tan significativa como para “chochear” y que se viera afectada significativamente la vida de las personas por tener problemas para recordar. Cuando hablamos de este decaimiento nos referimos a que la velocidad para procesar la información y que la capacidad para manejar varios temas de forma simultánea se dificulta progresivamente conforme nos hacemos viejos, pero siempre sin que esto nos haga dejar de ser efectivos y productivos.
- La presencia del estrés y de la ansiedad excesivos en nuestra vida cotidiana puede tener consecuencias en nuestro funcionamiento intelectual. Si el nerviosismo es demasiado, este va a afectar mi capacidad de poner atención correctamente a un estímulo, la concentración que es la capacidad de mantener la atención de forma sostenida no se produce adecuadamente y se afecta forzosamente a la memoria de trabajo y la memoria de corto plazo, con lo cual, el olvido y el error están asegurados.
- Lo que se conoce como síndrome de cerebro saturado. Un concepto relativamente reciente que trata de cómo la inconmensurable cantidad de información que se nos ofrece todos los días y que nos sentimos con la obligación de manejar esta gran cantidad de temas para estar al día con lo que pasa en nuestro mundo, hace que nuestro disco duro se vea repleto. La respuesta que nos ofrece nuestro cerebro es ser selectivos y manda al olvido a aquellos datos que no usamos en mucho tiempo y que no se relacionan con mas cúmulos de información. Tal cual, limpieza del disco duro.
- La depresión no solamente produce síntomas emocionales, sino también físicos y cognitivos. Dentro de esta variedad de malestares uno muy muy clásico es la incapacidad para la toma de decisiones que presentan los pacientes deprimidos. Así mismo, existe una entidad en los mayores de 60 años que se conoce como pseudodemencia depresiva (falsa demencia por depresión), donde los neurotransmisores que se ven depletados en el cerebro deprimido, son los mismos que se necesitan para ciertas funciones de memoria que obligadamente se afectan y producen los síntomas.
- Finalmente, tenemos que hablar de las alteraciones intelectuales que son producto de los síndromes demenciales. Describirlas sería motivo de toda otra participación, lo que si hay que recordar al respecto, es que si superamos los 65 años de edad y los problemas de memoria ya nos están alterando nuestras acciones cotidianas, hay que acudir a valorarse, no se diga más, a hacer el “check up de memoria”.
Dr. Edilberto Peña de León