Hoy en día sabemos que la tecnología es parte de nuestra vida cotidiana, de lo cual se han derivado infinidad de debates al respecto; de para qué, por qué, cuánto, cómo y dónde debe intervenir la tecnología y redes sociales en nuestras vidas. Aquí les dejo algunos de los desórdenes que puede causar la tecnología:
Vamping. Como su nombre lo dice, el vampiro que vive de noche, lo mismo está pasando con los adolescentes que tienen acceso a tabletas electrónicas y celulares en su cuarto, se quedan hasta altas horas de la noche accediendo a todo tipo de materiales digitales y redes sociales. Este fenómeno altera gravemente las horas de
descanso adecuadas para el ser humano lo que provoca: desórdenes del sueño, irritabilidad, falta de concentración y por ende bajo rendimiento académico. Como padres debemos estar muy atentos a esto síntomas, pues en mi experiencia profesional la mayoría de los problemas de bullying cibernético se dan en la madrugada, por lo que en estos casos estamos frente a este trastorno.
Nomofobia.- Es la abreviatura a no-mobile-phone phobia, el cual es aquel sentimiento de ansiedad generalizado e irracional de salir o perder el teléfono o a quedarse sin pila; ya que provoca miedo a quedarse aislado de la sociedad. Este temor genera altos niveles de estrés presentando un desgaste innecesario a nuestro organismo. Algunos autores comparan este tipo de estrés al que se genera antes de casarse.
Likeadiction.- Este es uno de los términos y hechos más comunes en nuestra sociedad adolescente y algunos adultos a subir fotos desmedidamente para generar de parte de alguien un “me gusta” lo cual genera una endorfinas en el cerebro que producen una satisfacción inmediata y como su nombre lo dice, está adicción va creciendo y la necesidad de subir fotos por generar dicha satisfacción cerebral hasta convertirse en un tema clínico. Recordemos que las adicciones no solamente recaen en sustancias sino en aquello que provoca necesidad incontrolable de poseer.
Phubbing.- Este acto consiste en menospreciar a las personas que tenemos frente a nosotros al darle más importancia al teléfono móvil. Lo cual daña seriamente nuestras relaciones interpersonales y es considerado de mala educación. Si bien es cierto que nuestro trabajo a veces no nos permite despegarnos del móvil, si podemos limitar su uso lo más posible. Este tipo de trastorno puede destruir una relación de pareja y la comunicación asertiva con nuestros hijos.
Es totalmente inevitable despegarnos de la tecnología al cien por ciento, pero si podemos crear hábitos tecnológicos y reglas de uso en nuestras casas y lugares de trabajo.