Un cuerpo sin placer, es como un jardín sin cultivar


Martha-SanchezHemos creído ser un cuerpo y nuestra atención a estado afuera, en lo que podemos percibir a través de nuestros 5 sentidos. Cuando en realidad lo que somos es: “Un espíritu, habitando un cuerpo”.

El cuerpo es nuestro vehículo para poder vivir en esta dimensión, percibiendo y proyectando. El cuerpo, que es nuestro regalo del mundo material, es una herramienta, nuestra mente escoge el pensamiento y nuestro corazón con la emoción lo materializa. No nos enseñaron a pensar bien, vamos, no nos enseñaron a pensar y punto.

Con las creencias como: “Piensa mal y acertaras” o “Más vale malo conocido, que bueno por conocer”, etc., no aprendimos a crear pensamientos nuevos, buenos y que hicieran resonancia con lo que queríamos. También se nos hizo creer que, nuestro corazón no era de fiar, pues creencias como: “El amor duele” o “Quien te quiera te hará sufrir”, pensábamos que nuestras emociones están fuera de nuestro control.

Quedando a merced de que nuestros sentimientos, no podíamos encausar. Y del cuerpo, se nos hizo creer que, había una enorme diferencia entre, lo espiritual y lo material. Lo espiritual es bueno, sagrado y divino, mientras lo material era malo, prohibido y negativo.

Olvidándonos que lo que podemos ver claramente es lo físico y lo rechazábamos porque “no era lo suficientemente blanco, alto, delgado, etc.” Cargábamos muchas veces, una gran culpa por esta creencia equivocada. No somos un cuerpo, pero si tenemos un cuerpo, una maquina increíble que funciona perfecto, sin que nosotros hagamos nada.

Piénsalo, no depende de nosotros que nuestro corazón palpite, ni que nuestros riñones filtren. Nuestra única responsabilidad es, estar bien, contentos y en paz. Si nos damos cuenta, esta experiencia del mundo de la forma, es el placer.

El órgano más grande del cuerpo es la piel, por ahí podemos intuirlo. Hay placer en todo si ponemos atención y nos abrimos a sentirlo. Una vieja idea era: “Parirás con dolor” y el día de hoy se ha comprobado que también se puede parir en un gran éxtasis.

Si nos abriéramos al placer lo viviríamos en cada acción en cada evento. Comer es un gran placer, pero nos hemos sentido culpables pensando que nos puede engordar, hacer daño o caer mal. Ir al baño también lo es, pero, como satisfacemos la necesidad fácilmente, no sentimos el alivio. Bañarnos y ponernos crema en el cuerpo, es un agasajo cuando lo hacemos en conciencia. Sentir el sol sobre nuestra piel, el viento acariciándonos.

Y claro, el mayor placer del cuerpo es conectar con otro cuerpo, a través del tacto, la vista, el olfato, la audición y el gusto.

Somos seres sexuales y ese es nuestro origen. Todos hemos llegado a esta vida a través de la sexualidad de nuestros padres. La sexualidad, la sensualidad, la ternura y el amor, son los ingredientes perfectos para disfrutar de nuestro cuerpo.

El Tantra nos invita a incorporar el placer a nuestras vidas y a abrirnos a las sensaciones agradables. Nosotros somos dueños de nuestra vida y podemos escoger vivir bien, haciendo cosas que nos gusten y compartir nuestros días con gente que nos haga sentir mejor.

El placer es parte esencial de esta experiencia. Date permiso y pasito a pasito pon tu atención y genérate vivencias que te ayuden a experimentarlo.

¡Bendiciones! Ah, y es un gran placer para mí conectar contigo.

Martha

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