El pasado 20 de enero se cumplió el plazo y Donald Trump tomo posesión como el presidente #45 de los Estados Unidos, me llama mucho la atención ese número y no porque sea experto en numerología si no por que Estados Unidos se independizo en 1789 y México en 1821 y desde entonces nosotros hemos tenido 64 presidentes, 2 emperadores y 3 juntas de gobierno y considerando que Antonio López de Santa Anna fue presidente 11 veces y Don Porfirio Díaz 3 décadas es un número muy elevado de mandatarios.
Los mexicanos parecemos no tener paciencia y también creemos tener la solución a gobernar este país, he ahí porque tanto derrocamiento y golpe de estado, los mexicanos hemos quitado de la presidencia hasta los llamados “buenos presidentes” entre ellos a Benito Juárez y también lo hicimos con Francisco I Madero, quien a dos años de su gobierno pretendía ser removido por Emiliano Zapata y Pascual Orozco, sin embargo el que llevo a cabo el cometido fue Victoriano Huerta.
Hoy en día los mexicanos queremos que el gobierno nos de trabajos y bien pagados, con todos nuestros derechos y prestaciones, queremos que tenga un dólar e inflación baja, todo tipo de subsidios y servicios incluso en cosas que nos deberían corresponder como útiles escolares, mochilas y tabletas ¿pero a cambio de qué?
Queremos escuela para todos, con apoyo económico para la no deserción, sin exámenes de admisión para la universidad, con vales para el trasporte pero de nuevo ¿a cambio de qué? Queremos trabajo bien remunerados, menos horas, más prestaciones ¿a cambio de qué?
Y por qué insisto tanto en ¿a cambio de qué? Por qué en México pareciera que merecemos todo a cambio de nada, y lo digo en base a mis estudios, pedimos becas, apoyos, eliminar examen de admisión, sin embargo nuestros alumnos son el último lugar en aprovechamiento de la OCDE.
Pedimos salarios justos, nos quejamos del exceso de horas de trabajo, sin embargo los trabajadores mexicanos son los menos productivos, son los que pasan más tiempo en redes sociales, y en puestos de mano de obra la rotación de personal es altísima.
Los mexicanos pedimos muchas cosas, pero damos poco a cambio y la palabra mágica es “calidad” calidad como estudiantes, calidad como personas, calidad como profesionistas, calidad en nuestro trabajo, no debemos exigir calidad, debemos dar calidad y si cada mexicano hace lo suyo con calidad México será otro país, basta de quejarnos y hay que ponernos a trabajar.