Hace exactamente una semana, el día 19 de septiembre a las 13:14pm, nos sorprendió de nueva cuenta un sismo de magnitud 7.1 en la escala de Richter, en esta ocasión con epicentro en Morelos y Puebla, que dicho por un gran número de gente, lo sintieron más fuerte que el anterior del 7 de septiembre, evidentemente por la cercanía con el lugar de origen. La intensidad tuvo variaciones dependiendo de la zona de la Ciudad en la que cada persona se encontraba en ese momento.
El territorio mexicano se encuentra sobre la placa de Norteamérica y esta vez la placa de Cocos se acomodó por debajo de ésta, así que en ese «acomodamiento» fue que se originó el terremoto. A unos cuantos kilómetros en la Ciudad capital, la realidad era diferente para cada uno; a quienes no les pasó nada, sólo pensaban que había sido el susto; sin embargo, conforme transcurrían los minutos, se empezó a diseminar la información de que en Xochimilco, Tlalpan, la Condesa, la Roma y en la Colonia del Valle, algunos edificios habían colapsado. Hasta ese momento fue que la mayoría se dio cuenta de la situación que prevalecía, mientras algunas personas permanecían en shock, muchas otras salieron a las calles a AYUDAR, fue impresionante que en cuestión de horas, muchos jóvenes y personas de todas las edades emprendieron una cruzada fuera de serie, sin importarles la hora ni el lugar se armaron de valor y ya fuera en cadena humana, en brigadas de motos, etc., cada quien eligió la manera en la que había de aportar a la sociedad.
Sé que no es necesario vivir una desgracia para sentir empatía por aquellos que pasan por una situacion límite; no obstante en este caso, todos los mexicanos nos solidarizamos de diferentes maneras, cada uno en como le nació en el corazón, la mayoría dando un ejemplo y haciéndolo en silencio. Se generó una energía de fortaleza que venía desde lo más profundo de su ser, y eso hizo que se creara un lazo invisible de armonía, de unidad y de amor. Este tipo de acciones muestran una cosa ciertamente, que SÍ SE PUEDE, que todos somos capaces de alcanzar niveles inesperados de voluntad, arrojo, valor, honradez y patriotismo; cuando de manera comunitaria se alcanza una alta frecuencia hay que mantenerla y no permitir que nada ni nadie te haga moverte de ese sentimiento.
Hoy ya pasó una semana y es probable que a muchas personas apenas les esté llegando la etapa de relax, o bien experimenten un evento postraumático que los haga sentirse tristes, descorazonados o faltos de fuerza, pues cada individuo reacciona de manera diferente y cada uno tiene sus tiempos para sobreponerse. Lo importante es no bajar el nivel, así que cuando haya pasado ya un tiempo de esto y te sientas abatido por alguna situación de cualquier índole, recuerda siempre cuando todos los mexicanos nos unimos, cuando experimentaste la alegría de servir por el simple hecho de quererlo hacer, cuando supiste que todo es posible, que no estás solo, que hay muchos que están dispuestos a hacer algo por ti. Cuando te veas gritándole al de junto, enojándote por algo que no vale la pena, juzgando al de enfrente, etc., recapacita, no olvides lo que aprendiste, no dejes que te corrompa nuevamente esa energía de coraje o dolor, no permitas que nadie te convenza de lo contrario.
Que tengas una bendecida semana