La mayoría de las personas viven como si fueran a vivir eternamente; sin valorar el instante presente, sin darse cuenta de que eso vivido ya no volverá nunca mas, viviendo vidas sin trascendencia, vidas absurdas y fatuas.
Si bien es cierto, que todo ser humano con un mínimo de inteligencia, sabe que todos moriremos en algún momento, también es cierto el que muy pocos individuos sienten esto en profundidad y viven con una clara y amplia consciencia de que pronto morirán, que la vida se va tan rápido como un suspiro.
Yo constantemente comunico a las personas con las que me relaciona, la importancia de vivir con esta consciencia de impermanencia, por lo cual en algún momento me he cruzado con alguien que critica mi postura diciendo que esto es ridículo, que es real que todos moriremos pero que deberíamos vivir sin pensar en la muerte y disfrutar la vida diaria; pero sin excepción todos los que me han dicho esto, con el paso del tiempo conforme sus experiencias y madures aumentan, invariablemente terminan dándome la razón.
A la gente no le gusta pensar en la muerte, debido a que esta le produce un gran miedo, y este nace de la idea de dejar de sentirse uno con la naturaleza. La consciencia de dualidad el sentirse separado de la naturaleza y de la vida es lo que ha provocado que el ser humano dañe terriblemente a la naturaleza, ya que de manera ignorante y absurda ignora que al hacerlo tarde o temprano terminara haciéndose daño a sí mismo, esta misma idea es lo que le hace aferrarse a la idea absurda de que esta vida le durará para siempre y por lo mismo descuidará y desaprovechará el momento presente. Si fuera consciente de que es uno con la vida sabría, en profundidad, que la vida esta en contínua transformación, en eterno movimiento y cambio. Que todo nace y todo muere que lo único que existe es el presente y que si desperdician este, descubrirán que se fue para nunca más volver. Como individuos disociados que somos, sentimos el terror de lo que conocemos como muerte, cuando el Yo se disuelve y dejamos de tener el control.
Si viviéramos con consciencia de la muerte, seríamos mejores personas, no seríamos tan narcisistas, si viviéramos con la consciencia de que nos queda poco tiempo, no lo desperdiciaríamos haciendo cosas absurdas, como llenar nuestra cabeza de cosas como programas de TV y radio absurdos y triviales. (Quien da por hecho la vida, deja de notarla). Si viviéramos con consciencia de en que cualquier momento nos puede llegar la muerte, dejaríamos de enfocar totalmente nuestra atención en la búsqueda de cosas banales y nos concentraríamos más en los temas profundos y trascendentes.
Pregúntate: ¿Podría morir en este momento sin sentir remordimiento?
El gran filósofo Martin Heidegger, introdujo claramente en su obra esta idea de intuir nuestra mortalidad, vivir hacia la muerte. Heidegger sostenía esta idea que he desarrollado en este artículo. Él, que había sido un teólogo, abandonó sus ideas por el pensamiento de que no se puede escapar al cielo. si antes no se había logrado experimentar profundamente la realidad. Y qué mejor manera de centrarnos en vivir intensamente el presente, que vivir con plena consciencia de la muerte y que ésta se mantiene acechándonos.
Entre más superficial es la vida de un individuo, más traumática es la experiencia de la muerte, en cambio para cuando la muerte se le presenta a alguien que ha vivido con una clara conciencia de que ésta llegaría y que ha vivido profundamente; éste, puede decirle experimentando una paz profunda:
“He vivido mi vida plenamente, estoy listo, llévame”.
Armando Franco
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