‘Y vivieron felices para siempre…’ es la frase que se ha grabado en el imaginario emocional colectivo de niños y niñas que se convierten en hombres y mujeres un poco engañados por la fantasía. Ha sido una frase repetida en sueños, películas de Disney, finales de telenovela y demás cuentos de hadas. Después de un noviazgo lleno de amor, magia, mentiras piadosas y anestesia, aquellos que logran llegar al altar piensan que ya, la meta esta cumplida. ¡Lo logramos, si se pudo!
Pero ¿qué es el matrimonio? ¿Una meta, un fin, la culminación de un deseo? Quienes lo ven así llegan a él por las razones incorrectas. De verdad. Parece que se preparan más para la Boda que para la Vida.
Frases como “nos casamos porque ya llevamos muchos años”, “es que necesitamos el papel para la beca en el extranjero o para comprar una casa”, “es que es la persona perfecta”, “es que vive muy lejos y me daba flojera dejarla en su casa” …. Si, entre broma y broma….
Para muchos lo ideal hubiese sido que así llegandito de la luna de miel, se hubieran regresado a la casa familiar. Ese lugar mágico en el que abres la llave y sale agua, siempre hay luz, no sabes como pero siempre hay gas, y cuando abres el refri siempre hay algo que comer. Y esa ropa que dejaste tirada como por arte de magia se recoge, se lava y se dobla sola llegando al cajón sin problema.
¡¡Pero no!! Lo interesante del matrimonio esta por comenzar. Al decir “Sí, acepto” también dabas el si a la RESPONSABILIDAD de salir adelante tu solito y además cuidar del otro en las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad por todos los días de tu vida. ¡SI! Iba en serio. No fue choro del padrecito.
Ahora no es YO, es NOSOTROS. Asumir el cuidado del otro o de los otros cuando venga la familia, significa también renunciar a una vida en singular. La Vida empieza realmente cuando uno regresa de la luna de miel y es en donde se pone a prueba la CALIDAD del amor que se creó y se alimentó entre los dos. Conceptos y valores como el Respeto, la Paciencia, el Amor Incondicional tendrán que ser materias estructurales en la construcción de un HOGAR que nutrirá a una FAMILIA.
Las pruebas estarán ahí, siempre listas para poner a prueba una relación. La situación económica, la enfermedad, tentaciones externas, influencia de las familias políticas. De eso no se habla en el noviazgo. Hay temas que vale la pena confrontar para que no agarren por sorpresa el proyecto más grande de la vida. Porque de ese proyecto surgirá una Familia y hoy por hoy las Familias son la base de nuestra sociedad, bastante enferma, por cierto. Y los hijos que saldrán de familias sanas son los que construirán un mundo mejor.
Así que, si aún no tenemos las razones correctas, dejemos que el tiempo, nuestras acciones y nuestra mejor intención sigan fortaleciendo y alimentando la relación; mientras más madura mejor, no importa el tiempo. Y si esa persona definitivamente no es la pareja para formar ese proyecto, vale más una decisión firme, aunque no menos dolorosa y que cada uno busque su verdadera felicidad con la persona correcta y por las razones correctas.
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