A la edad de 10 años una tía me regaló un diario. En ese tiempo yo era una puberta con una raquítica autoestima y una auto-imagen muy pobre. Me sentía la más fea. Mi cabello lacio caía sobre mi cara tapando lo más posible todo lo que no me gustaba de mí. ¿Amigos? Cero. Tantos cambios de casa y de escuela por la naturaleza del trabajo de mi papá me impidieron vincularme y a cuidarme de entregar mi corazón por la inminente separación.
Por lo tanto, ese diario se convirtió en mi amigo. Y no cualquiera, ¡el mejor amigo! porque escuchaba todas mis historias y no me juzgaba, ni me confrontaba, no se burlaba y yo me sentía muy a gusto escribiendo todas las palabras que en otros momentos y para otros públicos, seguramente me tragaba.
El hábito de escribir frecuentemente era más que terapéutico. Se convirtió sin darme cuenta en un placer. Hoy en día, así como se me antoja algo delicioso para comer, o me emociona ver a una persona que amo; también me sucede cuando tengo ganas de escribir. Escribir definitivamente, es un placer. Sin embargo hoy en día hay muchas distracciones, el tiempo no alcanza y sobran pretextos que no te permiten relajarte y dejar a la musa te inspire.
El mejor consejo que como escritora comparto con la gente es: ESCRIBE.
Todos tenemos algo que decir, algo que contar o algo que desahogar. Escribir es la mejor forma de descubrir vocabulario nuevo, es el pretexto para dejar que tu memoria se haga más ágil al escribir un diario por ejemplo. Es convertirte en un canal de inspiración para aportar algo muy tuyo a los demás y un gran pretexto para dejar volar tu imaginación y descubrir mundos creativos e ingeniosos en tu mente. Toma una hoja y una pluma y deja que tu mano y tu imaginación tomen el mando.
Pienso en la enorme cantidad de autores que al escribir su primera cuartilla nunca imaginaron hasta dónde iba llegar su historia. León Tolstöi, Sor Juana Inés de la Cruz, Agatha Christie, Ernest Hemingway, Carlos Fuentes, Matilde Asensi, J.K. Rowling, Isabel Allende…. No acabaría. Tantos estilos, tantos mundos, tanta sabiduría.
No te tragues tus palabras: escribe, canta, grita, susurra, habla…… El poder de la palabra es tuyo.