Hace años, cuando pocas personas tenían acceso a internet, era muy fácil para los papás saber qué era lo que sus hijos veían, leían y escuchaban; sin embargo, todo ha cambiado y hoy en día es prácticamente imposible seguirle la pista a todos los contenidos que consumen en el ciberespacio.
En cada red social hay personalidades influyentes que lo mismo pueden pertenecer a la política que al mundo del deporte o el espectáculo, o de plano ser personas comunes y corrientes con algo que decir.
De todos ellos, quienes más relevancia han adquirido en los últimos años son los YouTubers (o YouTuberos, si prefieres castellanizar el término). En pocas palabras, estos individuos generan contenidos originales para el popular portal de videos, los cuales pueden ser desde bromas, standups, tutoriales de belleza y hasta críticas cinematográficas y literarias.
El impacto de sus canales de videos ha sido tal, que muchos YouTubers han saltado de la red al mercado editorial, la televisión y el teatro (¡Oh, sí! El Tenorio cómico con Werevertumorro y el Escorpión Dorado es algo que no esperábamos ver).
¡Ja! Pero no creas que hacen videos por mero amor al arte, o porque tenían muchas ganas de compartir su opinión, conocimientos o sentido del humor. La realidad es que ser YouTuber es un negocio redituable.
Dependiendo de la cantidad de reproducciones que tengan sus videos, cada una de estas personalidades pueden ganar, en promedio, 20 mil pesos diarios. Cifra que, aunque es bastante atractiva, no se acerca al más de un millón de dólares que facturan algunos de YouTubers estadounidenses.
Incluso, nos atreveríamos a decir que los YouTuberos tiene en las manos el futuro de la publicidad. ¿Por qué? Porque, según diversas mediciones de audiencias, más del 40% de sus seguidores no ven televisión ni consumen periódicos o revistas, así que la única manera de llegar a ellos es a través de canales de videos.
Por eso es que cada vez más personas le apuestan a abrir canales de YouTube. Todas quieren ser Yuya y compartir sus técnicas de maquillaje y peinado, o Alex Montiel para asistir a premieres cinematográficas en todo el mundo y entrevistar a las grandes estrellas de Hollywood.
Pero como en todos los medios, no todo lo que hay en YouTube es apto para todo público. Algunos canales contienen tutoriales para fabricar bombas caseras o cultivar marihuana, por no hablar de aquellos especializados en sexo y pornografía.
Incluso, hace unos días circuló en internet una petición para cerrar el canal de la YouTuber Eugenia Cooney, quien se caracteriza por su extrema delgadez y que en más de una ocasión ha difundido mensajes a favor de dejar de comer para “lucir bien”.
Aunque es imposible controlar el contenido disponible en YouTube, te recomendamos que le eches un ojo a lo que ven tus hijos. Familiarízate con los canales que siguen y sus YouTubers favoritos.
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