Estrés laboral: A propósito de las vacaciones…

Edilberto Peña de León

Edilberto Peña de LeónLograr hacer mediciones de cuanto estrés laboral tiene una sociedad en general es muy difícil, poco más que imposible. Imaginen salir a la calle a hacer encuestas: “¿Disculpe podría decirme si usted se encuentra estresado?”. Prácticamente la mayoría de las respuestas serían afirmativas, pero seguramente sin darnos la posibilidad de discriminar las mismas y obtener datos valiosos. Existen metodologías muy completas donde se consideran una serie de elementos que nos permiten inferir el grado de estrés laboral y contar con registros reproducibles y comparables. Estas escalas que ya se encuentran perfectamente validadas y cuentan con apartados sobre el número de horas de trabajo, nutrición, sueño, presencia de enfermedades asociadas al estrés y actividades físicas y lúdicas. Es por eso que la mejor aproximación al nivel de estrés que puede tener una ciudad o un país es a través de las mediciones que se logran en los centros de trabajo.

Usando este tipo de instrumentos es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) aportaron resultados de mediciones comparativas entre países con su índice de estrés laboral. El primer lugar fue para México con un 75% de prevalencia de estrés laboral en el grupo de trabajadores encuestados, seguido por China con un 73% y los Estados Unidos con un 56%. Incluso mencionando en este reporte que el estrés laboral coopera con el 25% de los 75 mil infartos registrados al año en México. Los principales factores que hicieron que los trabajadores mexicanos reportaran estos niveles tan altos fueron el gran número de horas de trabajo por día y por semana, trabajos con gran indefinición en los objetivos, los salarios bajos y la falta de apoyos familiares para cumplir el trabajo.

El estrés laboral genera alrededor de 25 ausencias al trabajo por año e incluso genera pérdidas del 3.5% del PIB del país o que representaría unos 40 mil millones de dólares por año.

Por todos estos datos, y en lo que encontramos las formas regulatorias y los cambios normativos para disminuir estos índices de estrés laboral, lo mejor que podemos hacer es disfrutar lo mejor posible de las vacaciones de primavera sin “estresarnos” más con las playas llenas, la carreteras lentas y los precios inflados.

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