Esta semana fue muy interesante para mí. Tuve la oportunidad de retomar uno curso y convivir con el maestro y recordé lo importante que es hablar de las cosas que nos están pasando. Como todo recurso, tiene su lado útil y uno que afecta más de lo que ayuda.
Muchos creen que lo que nos ha hecho la especie dominante sobre la tierra es nuestra “inteligencia”. En realidad, lo que nos fortalece como especie, es el fuerte vinculo que tenemos unos con otros y la “manada” que creamos.
La “manada” es importante en muchos sentidos: trabajar en equipo, poder defender nuestro territorio y apoyarnos emocionalmente. Es curioso como el tercer punto solemos dejarlo de lado e inventamos muchas cosas para evitar hacerlo. Nos decimos cosas como: “lo que me pasó no es tan importante”, “la gente tiene cosas que hacer” o una de nuestras favoritas: “yo puedo solo”.
También, solemos despreciar los efectos que el simple escuchar tiene en la gente. Muchas veces, mis pacientes con simplemente hablar de un tema que tenían atorado, se liberan en muchos sentidos; lo interesante es que les cuesta trabajo notar que lo único que hicieron fue poder hablar, en un entorno seguro, de lo que les estaba pasando.
De igual manera, solemos menospreciar el valor de la simple escucha. Cuando recién comencé la relación con mi novia, yo pase por una crisis muy fuerte y que a ciencia cierta, no tenia solución; sólo quedaba dar tiempo a que las cosas pasaran. Siempre que hablaba con mi novia, ella trataba de darme consejo o encontrar soluciones; hasta que un día, notó que con sólo escucharme, mi ánimo cambiaba muchísimo.
Hablar, es una gran herramienta, puede ayudarnos a tener otros puntos de vista, a liberar cosas que tenemos atoradas o simplemente -a veces- cuando nos escuchamos decir cosas en voz alta, podemos notar nuevas salidas. También, cuando nos damos permiso de hablar, sentimos como “la carga” del problema va disminuyendo y la intensidad se va haciendo mas pequeña.
Como dice el dicho, ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre. También, hablar nos puede servir para cosas no tan útiles. Si hablamos todo el tiempo de un problema, lo único que hacemos es ciclarlo en nuestra cabeza y dejar de ver otras partes de nuestra vida o del mismo problema.
Estar mencionando algo de manera constante y repetitiva, es una forma de convertirlo en “tu única realidad”; es decir, si tienes problemas con tu marido en un área y es de lo único que hablas, puedes dejar de ver que quizás tienes amigos que te apoyan, un trabajo que amas e incluso, que quizás en otras áreas, tu matrimonio está bastante bien.
Esta semana me gustaría dejarte una tarea: nota qué temas hablas de más y procura evitarlos un poco. De la misma manera, también has el ejercicio contrario, nota en qué temas te sientes solo/a y no te caería mal hablar un poco mas.