Ayer me preguntaban: ¿Cómo saber si sólo es “sexo” o si involucré sentimientos? Yo, en lo personal, creo que siempre involucras emociones, sensaciones y sentimientos… no importa si conoces a esa persona de toda una vida o si sólo están juntos por esa noche. En mi experiencia, compartir un encuentro sexual, te involucra a ti; por lo tanto, mientras sea entre dos seres humanos sensibles y conectados ¡Vas a sentir!
Además, tengo una duda. ¿Para qué estarías con alguien si no quieres sentir? Entiendo que la pregunta y el agobio tiene más que ver con “enamorarte” de ese alguien… pero es uno de los riesgos que necesitamos estar dispuesto a correr si querer tener un encuentro entre dos personas.
También es cierto que sentir, no forzosamente significa que ya lo/la amo profundamente, pero por supuesto que puede despertar intensas sensaciones… si te lo permites.
Al final ¿en qué radica el placer? ¡Es una emoción… y de las más básicas! La mayoría de las personas hacemos lo que hacemos –generalmente- por una de dos razones: miedo o placer. Papá Freud les llamaba pulsiones: eros y thanatos… Otros más los han bautizado como impulso de vida o impulso de muerte. Todos las tenemos.
No se tú, pero si yo elijo estar con alguien –en la versión que sea- es para disfrutar, divertirme, entregarme, mostrarme, pero sobretodo, sentirme libre. Mi invitación de esta semana es justo esa… ¡atrévete a sentir! Se vale tener miedo de abrir tu corazoncito, claro que asusta la idea y la posibilidad de salir lastimados… pero de eso se trata; de salir al ruedo, poner el corazón y vivir. Prueba, al final, de qué sirve tener un corazón si no lo arriesgamos y si nunca salimos raspados: estará muy cuidado, pero poco ejercitado y créeme al final ¡Cada uno de los raspones habrá valido la pena!