Hace un par de años conocí el término “Big Data” en referencia a la cantidad de información que generamos todos los días en nuestra interacción diaria con la tecnología que tenemos cerca de manera cotidiana, y que en la mayoría de los casos, ni nos damos cuenta de que la generamos. Así mismo, desde hace un tiempo, en los ámbitos médicos se ha comenzado a especular acerca de cómo se podrían utilizar todos estos datos para mantener hábitos de vida saludable, utilizarlos como variables para generar diagnósticos, verificar el seguimiento de las recomendaciones médicas y tratamientos de las enfermedades que se que tengo y el monitoreo de posibles complicaciones.
Incluso, en la presidencia de George W. Bush, se tomó el tiempo para generar un primer formato de legislación de la generación, confidencialidad y uso de lo ya llamado “Big Data”. Ya desde entonces se han usado para el cuidado de la salud general de las personas, pero en los próximos años nos vamos a familiarizar con su uso en la salud mental de la población. Me gustaría ponerles en ejemplos claros como se podría usar:
- Las pulseras electrónicas o incluso los relojes conectados a los celulares aportan datos acerca de mis movimientos, pasos en el día, cadencia, horas de descanso, sueño y profundidad del mismo. También niveles de frecuencia cardíaca y, en algunos casos, de presión arterial durante todo el día
- Mis publicaciones de facebook y de twitter.
- Mis fotos de instagram.
- Mis gustos musicales de spotify.
- Mis búsquedas de información en google.
Ahora imaginen cruzar toda esta información pensando en un probable paciente con depresión: se mueve menos, su frecuencia cardíaca es más baja, duerme mal y poco profundo, publica cosas tristes, pone frases famosas que hablan de cosas existencialistas y del sentido de la vida, postea fotos en blanco y negro y con tintes melancólicos, escucha sin para los éxitos de José José y busca en el internet información acerca de que hacer con la tristeza y los síntomas de la depresión, así como dedicarse a “stalkear” compulsivamente la vida de todas sus ex parejas.
Teniendo acceso a todo esto podríamos saber si está persona está teniendo hábitos que lo ponen en riesgo de deprimirse, mandarle una alerta al celular para que considere si está deprimido y darle recomendaciones de centros especializados que podrían ayudarlo a atenderse, y más aún, si ya está diagnosticado, su médico podría tener acceso a variables que podrían asegurar su apego al tratamiento y su más rápida recuperación.
Seguro veremos cada día más la implicación de esta famosa “Big Data” en nuestra salud mental.