Cuando somos padres, nos preocupamos porque nuestros hijos coman sano, preparamos comida todos los días, buscamos recetas, información, etc. ¿Pero qué pasa cuando nuestros bebés empiezan a tomar decisiones sobre lo que comen? Ahí empieza nuestra tarea como educadores en nutrición y créanme, no es fácil. Yo tengo tres hijos y con cada uno necesito un método diferente, el que come poco, el que disfruta los sabores fuertes, al que le encantan los postres y así, les puedo enumerar muchas cosas.
Enseñar a nuestros hijos a tomar decisiones sanas en su estilo de vida, incluyendo la alimentación, es un seguro de vida.
Como educadores en alimentación tenemos que cubrir varios temas:
1.- Aprender a leer las señales de nuestro cuerpo. Cuando tu hijo ya no quiera comer pregunta qué siente, si ya está satisfecho, está aburrido o ya se cansó de masticar. Platiquen sobre qué alimentos le dan energía y cuáles lo hacen sentir cansado, a qué hora tiene sed y cuando tiene más apetito. Escuchar y entender a nuestro cuerpo es la base de una vida sana.
2.- Conocer y probar una gran cantidad de alimentos. Esta lección no es fácil, implica comprar y cocinar alimentos que tal vez no acostumbramos. Es importante que los niños prueben todo tipo de alimentos, de preferencia en preparaciones sencillas para detectar cuales les gustan y cuáles no. Se vale decir no quiero pero después de probarlo. Y habrá que preguntar: ¿Por qué no te gusta? ¿El sabor es fuerte? ¿No te gusta la textura o el color? Y después podemos darle otra oportunidad a ese alimento en otro contexto.
3.- Aprender la frecuencia de consumo. En esta lección lo importante es que los niños aprendan que no hay alimentos malos ni buenos, sólo hay algunos que debemos comer diario como las frutas, verduras y proteínas y otros que sólo son para ocasiones especiales (comida rápida, pasteles, refrescos). Enseñarles a ser flexibles es importante, no saben la cantidad de personas que viven atrapados en conceptos erróneos o estrictos de alimentación que les hace la vida muy complicada, como aquellos que sólo comen orgánico o no comen trigo o cualquier alimento que alguien les dijo que no era sano.
4.- Aprender las reglas de alimentación. No salir de casa sin desayunar, no comer dulces o botana antes de comer, tomar líquido suficiente, comer en la mesa, recoger nuestro plato, etc. Esta es la parte no negociable, en cada familia hay reglas que debemos respetar. Por ejemplo, si tu hijo no tiene hambre y deja la comida, guárdala para que la coma más tarde, no es buena idea que coma postre o galletas en la tarde si no comió a medio día.
5.- Aprender a ser un consumidor responsable. Llévalo algunas veces al supermercado para que aprenda a comprar alimentos, a escoger frutas y verduras, carnes, etc. Cuando estén en casa hablen de cómo llegan los alimentos a casa: ¿Quien los produce o cultiva, desde donde los transportan, si son de nuestro país o los importamos, etc? Aquí también incluimos la información de conciencia ecológica y económica: No desperdiciar, comprar pocos alimentos empacados, preferir el comercio local, etc.
No se preocupen, las lecciones no tienen fecha ni horario, lo podemos hacer poco a poco. Empiecen con una cada día. Y recuerden que comer es divertido!
Espero sus dudas y sugerencias.
Linda semana!