Cuando se habla de depresión existen dos poblaciones especiales de las que siempre vale la pena hablar: niños o adolescentes y ancianos. En este entrada nos ocupa el tema en especial de los adultos mayores. Cuando nos deprimimos los adultos los síntomas principales son la tristeza, la falta de interés y placer en las cosas que antes me lo producían, junto con alteraciones en la energía, sueño, peso y apetito. En cambio en las depresiones de los adultos mayores predominan los siguientes síntomas:
- Alteraciones en fijar la memoria de corto plazo: incluso existe una entidad de enfermedad que se le conoce como “pseudodemencia depresiva”, donde a estos pacientes se le llega a confundir con que estén empezando con la presentación de una demencia de Alzheimer por los problemas de memoria que presentan que maravillosamente se corrigen en el momento que se les inicia tratamiento antidepresivo.
- Dolores “raros”: presentan síntomas dolorosos difíciles de identificar, con presentaciones bizarras, que pasan de una pierna a un brazo y luego a la cabeza y que no se mejoran con los tratamientos tradicionales.
- Cambios de carácter: se les observa con cambios bruscos en su forma de ser, aquellos que eran fuertes e independientes se convierten en temerosos y demandantes de atención; o bien comienzan a ser groseros y atrevidos cuando siempre habían sido serios.
Lo más importante y relevante, en todo caso, es identificar la depresión a tiempo, para que así se pueda tratar de la forma más simple y rápida posible.