He tenido relaciones con personas que me hubiera gustado duraran para siempre, pero en su momento no supe cómo pedir perdón ya que voluntaria o involuntariamente las dañé. Hoy miro al pasado y comprendo que ya he madurado y que nunca es tarde para decirles «lo siento». Hoy comienzo por perdonar a mi yo más joven por no contar con la sabiduría requerida en su momento. Hoy es tiempo de actuar.
Qué es el perdón
En palabras simples, es el acto de justificar a otros o a uno mismo, por acciones ofensivas a través de pruebas, razones y argumentos constituyendo así la disculpa.
El perdón en el cerebro
Un estudio hecho por la Escuela Internacional Superior de Estudios Avanzados en Italia apunta a que el perdón está directamente relacionado con la cantidad de materia gris presente en el surco temporal superior anterior.
El estudio se llevó a cabo con 50 voluntarios a los que se les presentaron 36 historias con diversas experiencias que podían tener consecuencias negativas o neutras y en cada una de ellas tendrían que emitir un juicio sobre la gravedad o neutralidad, mientras se encontraban sometidos a observación por medio de resonancia magnética y así ver cómo funcionaba el cerebro.
Los resultados revelaron que las personas con mayor cantidad de materia gris en el surco temporal superior anterior influye en los juicios de los individuos. Al tener esta zona del cerebro bien desarrollada y contar con un volumen generoso, el individuo se inclina por la indulgencia con aquellos que le han causado algún daño.
El perdón según mi corazón
He de admitir que nunca me costó trabajo perdonar a las personas que me causaron algún daño o agravio, pero sí a las que lastimaron u ofendieron a los que amo; aún así sólo fue cuestión de tiempo para darme cuenta de que con hablarlo abiertamente con esas personas podía comenzar a sanar la herida. Entender por qué lo hicieron y hacerles ver lo mucho que me lastimaron era el primer paso para sacar de mí todos esos sentimientos negativos que al final no son otra cosa que un veneno para mí.
Por otro lado, tardé mucho en comenzar a perdonarme a mí mismo por los errores que cometí en el pasado y las personas que lastimé con mis acciones o la omisión de las mismas. Primero porque no era consciente de que me sentía culpable y me repetía frases como «no siento culpa de nada» o «no me arrepiento de nada», pero siempre estaba molesto y me mostraba severo con todos; eso me dio la primera señal: Yo no estaba enojado con todo el mundo, sino conmigo mismo.
Cuando al fin comprendí que no me había perdonado pude comenzar a actuar. Enmendar. Ahora tocaba entender por qué lo había hecho y descubrí que simplemente no contaba con la madurez suficiente en el momento de mis agravios. No era un ser consciente, pero ya lo estaba siendo y para demostrarlo me tocaba disculparme con las personas que ofendí.
Está de más decir que al estar realmente arrepentido no cometí de nuevo el mismo agravio.
Hoy no he terminado de cometer errores, pero ahora soy menos severo conmigo mismo y más abierto con los demás. Ya aprendí a perdonar y a pedir perdón.
¿Por qué me disculpo?
No estoy seguro si busco tu perdón o el mío, pero cual sea el caso, quiero que sepas que estoy arrepentido. Deseo con ahínco haber sido ese hombre que tú te merecías, pero me faltó voluntad y saber vulnerarme.
«El perdón es un regalo que te das a ti mismo»
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