Por mi trabajo, estoy acostumbrada a estarme observando y poner mi atención en lo que no va del todo bien en mi vida, relaciones o persona. De hecho, me es mucho más fácil estar en el “malestar”, en el dolor, la tristeza y la frustración (sé qué hacer con esas emociones), y se me dificulta poder estar en el bienestar.
Esta semana tuve que cambiar de estado, buscar en el fondo de mi ser una forma de estar, “energía”, distinta para poder lograr una meta, y esta forma tuvo que ver con ser optimista, confiar en un equipo y motivar. Quizás para ti esto no suena tan difícil, pero somos muchos los que solemos ser tachados de “Grinchs” porque en verdad no es algo que nos “salga fácil”.
Y lo que descubrí fue lo siguiente:
- Fingir hasta lograrlo: si normalmente no te sientes capaz, o que no va contigo esto del optimismo, fíngelo. Llegará un punto en el que empezarás a actuar de esta nueva forma en automático.
- El optimismo también tiene su utilidad: me suelo pelear con esto porque pienso que demasiado optimismo no te cuida, al contario, puede ponerte en riesgo, pero esta semana descubrí que en su justa medida, hace toda la diferencia para lograr metas.
- Funcionamos mejor en equipo: somos animales de manada, si no lo fuéramos no sobreviviríamos. No tienes que hacer todo solo y se vale pedir apoyo, y dejarte apoyar.
Ser Grinch es divertido, pero también lo es fingir ser un hada.