La apariencia física es una fuente de angustia para el ser humano. La necesidad de lucir bien se acentúa durante la adolescencia, periodo en el que los jóvenes se sienten evaluados en cada momento. ¿Cómo sé si mi hija sufre un trastorno alimenticio? vamos a averigüarlo…
Sabiduría Que Ayuda: Se estima que los trastornos alimentarios afectan en todo el mundo a siete de cada 1.000 mujeres y a uno de cada 1.000 hombres- BBC
La necesidad de ser aceptados lleva a muchos jóvenes a privar a su cuerpo de recibir los nutrientes necesarios para funcionar adecuadamente. Conocidos como trastornos alimenticios, estos padecimientos se presentan con mayor frecuencia entre las mujeres, de entre 11 y 35 años. Sin embargo, eso no quiere decir que muchos hombres también presenten estas enfermedades.
Aunque la anorexia y la bulimia son los trastornos alimenticios más comunes, existen otros como la ortorexia y la vigorexia. En la anorexia, la persona deja de comer por temor a engordar; mientras que en la bulimia la persona come en exceso y experimentan la sensación de que no pueden parar. Posteriormente, experimentan culpa por la comida que ingirieron, por lo que pueden provocarse el vómito, hacer ejercicio en exceso o tomar laxantes.
En la ortorexia la persona desarrolla una obsesión por consumir únicamente alimentos “sanos”, mientras que en la vigorexia se experimenta la necesidad de realizar ejercicio constantemente para tonificar los músculos.
Aunque los síntomas son diferentes, todos los trastornos alimenticios tienen el mismo origen: una autoestima deteriorada.
Ten presente que no es indispensable ser delgada para sufrir una de estas enfermedades, muchos personas con sobrepeso u obesidad padecen algún trastorno alimenticio.
¿Cómo sé si mi hija sufre un trastorno alimenticio?
Algunas señales que te pueden alertar que tu hija está lidiando con un trastorno alimenticio son:
- Sólo come porciones pequeñas de comida
- Esconde la comida
- Se da atracones de comida
- Practica ejercicio en exceso
- Después de comer va corriendo al baño
- Padece de cólicos estomacales
- Tiene la piel seca y amarilla
- Sufre de mareos y desmayos
- Tiene el cabello seco y quebradizo
- Calambres frecuentes
- Cambios constantes de ánimo
- Se pesa constantemente
- Cuenta las calorías de los alimentos que ingiere
- Hace ayunos prolongados
Si tu hija o hijo presenta más de uno de estos síntomas, busca apoyo psicológico. La forma de abordar el problema determinará el éxito del tratamiento. Al igual que muchas enfermedades nerviosas, cuando se sufre un trastorno alimenticio es necesario contar con la voluntad del paciente. No lo obligues a hacer nada que no quiera, pues podrías agravar el problema.
¿Has experimentado una situación similar con alguno de tus hijos?
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