Es por demás mencionar que el golpe a una relación de pareja que se produce por medio de una infidelidad es uno de los dolores más profundos que puede experimentar un ser humano. Uno deposita la confianza y las expectativas de una vida juntos en una serie de promesas hechas a la persona amada, que se da por hecho que van a ser cumplidas y recíprocas, y que una de las formas más fuertes de fracturarlas es el descubrir que la relación no es exclusiva en monogamia.
No se cuenta con estadísticas acerca de que tan frecuente es deprimirse o sufrir de ansiedad después de una infidelidad, pero lo común es que los síntomas en la persona engañada se manifiesten en las siguientes áreas:
- Cognitivas: Rumiaciones constantes acerca de cómo se produjo el engaño y qué grado de involucro emocional tuvo la pareja con el tercero en discordia… tradicionalmente, que no se mejoran o desaparecen con varias sesiones de preguntas y respuestas.
- Conductuales: Es de esperarse desde las reacciones de enfado y agresividad en contra de la pareja y de la persona con la que se llevo a cabo la aventura, hasta los movimientos de hipervigilancia para verificar que efectivamente el “affaire” se haya terminado.
- Emocionales: aquí contamos los sentimientos de duelo y tristeza secundarios a darse cuenta que se acabó el cuento de hadas “de vivieron felices para siempre” y eventos tan intensos de ansiedad que pueden asemejar a los que observamos en personas que sufren de episodios de estrés post traumático ante otras desgracias como terremotos, huracanes, asaltos o secuestros.
Por todas estas manifestaciones es que hay que dejar en claro ciertos puntos para enfrentar una infidelidad:
- Perdón no es olvido: suena obvio pero hay que decirlo fuerte y claro, no se debe de esperar que el engañado deje de pensar en la traición como condición para otorgar el perdón y tratar de seguir adelante.
- Vive tu duelo: no hay la obligación de funcionar como si nada a la brevedad, este es un golpe de la intensidad que ya referimos, hay que darse el tiempo suficiente de sentirse mal, para poder ir mejorando poco a poco.
- Incrementa tu autoestima: hazte rodear de personas y realiza actividades que te hagan sentir bien, esto será el contra peso contra el gran malestar que estás sintiendo.
- Piensa bien en los acuerdos: reflexiona y decide con calma y bien las condiciones que quieres pedir a tu pareja para ir pasando el día a día, y en su caso, para trabajar la reestructuración de la relación.
- Considera recibir ayuda profesional: si de plano el sufrimiento es demasiado grande y está afectando de forma importante las demás áreas de funcionamiento de tu vida, piensa que puede ser el momento de visitar a alguien experto en estas situaciones.