Liderar un equipo de trabajo u ocupar un puesto directivo puede ser terriblemente estresante. No sólo debes desempeñar las funciones propias de tu cargo, sino que debes asegurarte de que cada una de las personas con las que colaboras realice, de la mejor forma posible, las tareas que le fueron asignadas.
Para ello, es necesario que encuentres la forma de mantenerlos motivados y dispuestos a rendir al máximo para alcanzar las metas propuestas. En teoría, lograrlo es bastante sencillo, pero, en la práctica, es posible que la frustración te haga hacer o decir cosas que acabaran con la moral de tu equipo de trabajo.
Como no queremos que eso te ocurra, hemos preparado una lista de frases que, según los expertos en recursos humanos, jamás debes pronunciar frente a la gente que trabaja contigo.
Frases que no debes decirle nunca a tu equipo de trabajo
- “Tienes suerte de tener un trabajo”. Si crees que alguno de tus empleados es demasiado conflictivo o tienes problemas con su trabajo, lo mejor es que intentes solucionarlo de una forma cordial. Estas frases pasivo-agresivas no sólo hacen que el ambiente en la oficina sea insufrible, sino que dejan bastante claro que careces de habilidades de liderazgo y van a repercutir en la productividad.
- “Soy el jefe y haces lo que yo digo”. ¿En serio? ¿Cuántos años tienes, cinco? De nada sirve que quieras marcar diferencias entre los empleados y tú. Se supone que son un equipo de trabajo. Buscan un mismo objetivo. Cada vez que te sientas tentado a usar esta frase, recuerda cuánto te molestaba que tu mamá te dijera: “porque lo digo yo”.
- “Si no te gusta, encontraré a alguien más que lo haga”. Amenazar a tus empleados con perder su trabajo no sólo los desmotivará, sino que provocará que renuncien antes de que tengas la oportunidad de humillarlos nuevamente.
- “Que sea la última vez que…” Son pocos los jefes que no han usado esta frase. Pareciera que encuentran placer en amenazar a los empleados con quitarles su trabajo o aplicarles sanciones; sin embargo, causarles miedo sólo provoca que disminuyan su productividad.
- “No es mi problema”. ¿Estás seguro? El hecho de que tu equipo de trabajo no alcance las metas establecidas no se debe a que todos sean unos “inútiles”, sino que tal vez no cuentan con todas las herramientas, recursos o incentivos para hacerlo. Así que, sí es tu problema. No se trata de que justifiques sus fallas, sino de que seas empático y encuentren una solución en conjunto.
- Para eso te pago. El hecho de que ocupes un puesto con mayores responsabilidades no te hace mejor que el resto de los empleados. De hecho, con esta frase no sólo les dices que eres superior a ellos, sino que son de tu propiedad. Si quieres que tu equipo te respete, nunca saques a colación los temas relacionados con los sueldos y tu posición como jefe.
Recuerda que para ser un buen líder debes prestar atención a lo que dices y cómo actúas. La comunicación no verbal es igual de importante que la verbal.
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