Para mi grata sorpresa, esta semana me escribieron un par de amigas muy preciadas, fue para reconocerme y agradecerme por mis columnas. Una de ellas tuvo una semana difícil y la tomo como una oportunidad para aplicar todo lo que ha aprendido de mis tareas. Como ya les mencione alguna vez, para mí este tipo de retroalimentación es muy importante y me nutre mucho.
Me platico como le habían funcionado los ejercicios de cómo lograr estar bien con mi pareja, tuvo varias oportunidades de aplicar los 3 consejos para decirle a la gente que mejorar. Estaba muy sorprendida de cómo los 5 tips para ver lo mejor de ti le habían auténticamente ayudado.
Me costó un poco de trabajo tomar esa retroalimentación ¿Cómo unas simples tareas de una columna podían ayudar tanto? Volví a repasar mis columnas y me di cuenta de su secreto… había hecho, y cuando podía seguía haciendo, cada una de mis tareas. Cuando no podía o no entendía una me escribía y me pedía consejos para poder hacerla.
Es curioso como menospreciamos el hacer por el entender. Pensamos que por entender ya sabemos hacerlo. Existe algo en el cuerpo que se llama memoria muscular, todos lo hemos vivido y es lo que pasa cuando haces mucho una acción y ya no tienes que pensar en hacerla. Por ejemplo al caminar, no vas pensando en mantener el equilibrio, mover un pie y poner firme el otro, simplemente caminas porque ya tienes memoria muscular. No recuerdo haber escuchado de muchos bebes que leyeran y entendieran como caminar antes de hacerlo… la gran mayoría al menos aprendimos sobre la marcha. Con golpes y caídas, con errores y aciertos. ¿Por qué si el proceso de aprendizaje lo tenemos de manera tan natural, lo olvidamos en otras cosas?
Yo no aprendí a hablar de mis emociones en libros, el conocimiento ayudo pero la práctica fue lo que me hizo bueno. Tengo una red de apoyo gracias a los intentos y errores cometidos. Incluso poder tomar la retroalimentación positiva con respecto a mis columnas fue un ejercicio de acciones correctas.
¿Cuántas cosas “sabes” que te harían bien? ¿Te sirve de algo saberlo si no lo haces? Yo sé que estar gordo me hace daño, sé que comer para bajar de peso y sé que el ejercicio no me caería mal. A veces lo que nos impide hacer las cosas que queremos hacer son problemas emocionales, médicos o creencias. No siempre querer es poder, pero lo que sí es un hecho es que si quieres vas a buscar por que no puedes parar hasta encontrarlo. Yo he bajado cerca de 12 kilos paso a pasito notando que cosas me lo impiden y no quito el dedo del renglón hasta estar en mi peso.
Esta semana me gustaría dejarles de tarea (yo también pienso hacerla) que hagan una lista de todas esas cosas que saben que les caen bien y no las están llevando a cabo. Escojan las 3 más sencillas (a veces es mejor comenzar por lo fácil) y comiencen a ejecutarlas. No olvides la autocompasión y sus beneficios en este proceso…. Recuerda que cambiar hábitos lleva tiempo.