Para algunas personas sería imposible pensar en cosas tristes alrededor de la “época más feliz del año”, pero en estas fechas existe el Trastorno Afectivo Estacional, que llega a afectar al 10% de la población. Existen dos tipos de factores que pueden causarlo:
- Neuroquímicos: durante el invierno tenemos menos horas de exposición a la luz. Esto determina que se reduzca la producción de melatonina que es la hormona que se encarga de regular los ciclos de sueño y despierto en el ser humano. Al disminuir las cantidades de melatonina también se reducen los niveles de serotonina, que como hemos revisado en otras participaciones es de capital importancia para el mantenimiento de un correcto estado de ánimo. Esto nos favorece la presencia de depresión.
- Ambientales: en este rubro se cuentan varios motivos. El que mencionamos al principio, las personas que se sienten incongruentes con su estado de ánimo triste en una época donde se supone que todos debemos ser felices. Celebrar el fin del año obligadamente nos hace reflexionar sobre los objetivos que se cumplieron y los que no se cumplieron, lo que desencadena frustraciones por los logros no alcanzados. Llegar a estos días pensando en los familiares que murieron y que ya no pudieron celebrar con nosotros. Contar con dificultades económicas que no nos permitan festejar y comprar los regalos que quisiéramos para las personas que más queremos. Y estos sólo por citar algunos ejemplos.
Como ya pudimos ver, se trata de un fenómeno complejo el de la depresión navideña, con desencadenantes desde ambientales hasta químicos que nos favorecen su presentación. En algunos países nórdicos donde las horas de exposición a luz solar son muy escasas durante el invierno, el tratamiento se basa en recibir fototerapia con lámparas especiales que tienen luz con la longitud de onda necesaria para estimular la secreción de los neurotransmisores que nos hacen falta. En países como el nuestro el consejo es que si los síntomas de la depresión navideña (que por cierto son los mismos de una depresión “clásica” que ya hemos mencionado, sumando el sentirse absolutamente fuera de lugar en estas fiestas, o sea el “Grinch” de la familia”), se presentan con la intensidad suficiente para afectar mi funcionalidad social, familiar y en algunos casos laboral; es necesario acudir al especialista en salud mental ya que el manejo puede ser muy rápido y efectivo a través de algunos ciclos de psicoterapia de intervención breve o fármacos de uso corto que pueden cambiar nuestro sufrimiento navideño.