Este 28 de julio, el mundo celebra el Día Mundial de la Hepatitis, una enfermedad que afecta al hígado y suele tener un origen viral.
La Hepatitis es enfermedad infecciosa que genera una inflamación del hígado, esta puede remitir espontáneamente o evolucionar hacia una cicatrización, una cirrosis o un cáncer de hígado.
Comprende 5 diferentes tipos, designados por las letras desde la A hasta la E y se diferencian por varios rasgos importantes.
En México se registran 24 mil casos de hepatitis A, B y C
Las más recurrentes son la B y C, pues la falta de educación sexual y vacunación en los niños menores de 11 años ha incrementado la incidencia, según datos de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática.
Actualmente la Hepatitis afecta a más de 400 millones de personas globalmente, la mayor parte de los infectados ni siquiera están conscientes de que padece la enfermedad. Incluso la cantidad de personas infectadas con Hepatitis es inclusive superior a las infectadas con el virus del VIH.
Las Hepatitis A y B actualmente tienen una vacuna, los otros tipos de Hepatitis tienen distintos tratamientos que dependen del tipo de hepatitis. Una dieta rica en calorías es recomendable si se pierde peso.
La infección aguda puede acompañarse de pocos síntomas o de ninguno; también puede producir manifestaciones como la ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), orina oscura, fatiga intensa, náuseas, vómitos y dolor abdominal.
Algunos datos sobre la hepatitis
- Los principales síntomas de hepatitis son: cansancio excesivo, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orina oscura e ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos).
- Las hepatitis A y E se contraen por consumir alimentos o agua contaminados.
- Las hepatitis B y C se transmiten a través de la sangre, saliva, semen y otros fluidos corporales; así como de madre a hijo en el parto. Las principales vías de contagio son las transfusiones sanguíneas, prácticas sexuales de alto riesgo, tatuajes y perforaciones corporales, así como el uso de drogas intravenosas.
- Para prevenir la hepatitis B existe una vacuna que debe ser administrada a los recién nacidos, además de dos refuerzos a los dos y seis meses de vida.
- La hepatitis B no se cura, sólo se controla. Si no se trata, el enfermo puede presentar diversas infecciones crónicas. Además, se calcula que entre 20% y 30% de los infectados desarrollará cirrosis y/o cáncer de hígado.
- Aunque la hepatitis C es totalmente curable, se le considera un asesino silencioso, pues 70% de los casos son asintomáticos.
- Cifras del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), al menos 1.5% de la población mexicana tiene hepatitis C. El mayor número de casos se encuentran en Baja California, Nayarit, Morelos, Yucatán y Jalisco.
- La hepatitis D se contagia a través de la sangre y sólo se presenta en personas que ya están infectadas con el virus de la hepatitis B. No existe cura para esta infección.
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