Disciplina emocional, cómo ser emocionalmente responsable

Amilcar Valés

Nunca he escuchado a alguien que reclame a una escuela de idiomas por olvidar lo que no ha practicado, tampoco he escuchado a alguien que reclame a un nutriólogo por engordar después de no aplicar lo que éste les enseñó, ni mucho menos que después de seis meses de no ir a entrenar alguien reclame por estar más débil. En todos esos casos hay un entendimiento común de músculo que no se usa se atrofia, entonces por qué frases como “no que la terapia le había servido, un año después ya está igual” “se me hace que es de esos cursos donde hay mucho cambio y a los pocos meses ya están igual” y eso se debe a la falta de disciplina emocional.

Amilcar Valés

La verdad sobre la disciplina emocional

Si bien en más de 10 años de terapia nunca he visto que mis pacientes vuelvan a estar como antes de terapia, si he visto que mucho de los avances obtenidos disminuyen o incluso algunos recursos son olvidados. Lo que si he escuchado es a mucha gente que critica cursos o terapias porque conocen alguien que fue y el cambio “no duró”, me encantaría decirte que la salud emocional es un proceso de ir a un curso o una vez a terapia, pero es como todo en la vida, si dejas de ir al gimnasio emocional pierdes condición.

Sin embargo, si te tengo una buena noticia, no se trata de apartar una hora de tu día y calentar emocionalmente, someterte a una rutina y después estirarte y tomar un rico sauna emocional. No necesitas destinar demasiado tiempo de tu día a día para que el crecimiento emocional se mantenga e inclusive para seguir creciendo en tu día a día, sólo se trata de seguir aplicando lo que vas aprendiendo. De esta manera no tienes que gastar tu preciado tiempo, únicamente tienes que seguir viviendo y usando lo aprendido.

Por ejemplo, si has aprendido la capacidad de ser responsable y ya sabes que tiendes a ocultar tus errores y no hablar de ellos, y acabas de cometer un error y estas empezando a buscar a quien culpar, es un extraordinario momento para parar y ser responsable.

Quizá llegaste a terapia con la idea de que nadie hace nada por ti y te diste cuenta que tienes una dificultad de pedir ayuda, entonces puedes poner un letrero en tu cuarto que diga “recuerda que se vale pedir ayuda y mereces ese apoyo”.

Donde comenzar con la disciplina emocional

Muy bien Amilcar me convenciste, pero ¿por dónde puedo comenzar? Date un tiempo contigo y revisa todos los recursos emocionales que has tomado en la vida y has un lista, incluso puedes volver a leer algunas de mis columnas. Pon en tu cuarto recordatorios para poder practicarlos, post it en tu oficina, alarmas en el celular, pídele a tus seres queridos que te apoyen… prueba distintas formas de recordar y seguir aplicando.

Tener abdomen de acero depende de ti, también tener una vida emocionalmente sana (y es mucho más fácil y divertido).

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