El dolor que sentimos tras una ruptura amorosa, también conocido como dolor por corazón roto, es tan, pero tan, pero tan fuerte, que es casi una constante en la consulta escuchar la queja de que hasta se siente el dolor dentro del pecho… hasta recuerdo a una paciente que decía que escuchó cuando se le “fracturó” el miocardio.
Hay que recordar que el mismo enamoramiento representa a un estado alterado de neurosecreción, caracterizado por niveles anormalmente altos de dopamina en el núcleo accumbens que es el sitio destinado para la experimentación del placer dentro del sistema nervioso central. Así que terminar con una relación de pareja, representa poco más o menos un síndrome de abstinencia de la dopamina, casi como cuando a un adicto le retiras abruptamente una droga. Así mismo, nuestro organismo cuenta con la hormona del estrés, que se llama cortisol, que se libera masivamente cuando la vida nos enfrenta a un evento de vida adverso ante el cual tenemos que generar una respuesta adaptativa. Es esta combinación, ausencia de dopamina y exceso del cortisol, la que explica los síntomas del corazón roto.
A nivel emocional, estos síntomas se caracterizan por los pensamientos repetitivos sobre la persona amada, los momentos juntos y la percepción de un futuro catastrófico, además de sensación marcada de ansiedad, insomnio y apetito ausente. Pero, contra lo que pudiéramos pensar, también presentamos síntomas físicos. Estos cambios en dopamina, noradrenalina y cortisol, pueden generar algo que se conoce como cardiomiopatía de Takotsubo. Una condición de la punta del músculo cardíaco, donde esta se “necrosa” deja de recibir sangre (como en un infarto) debido a condiciones bioquímicas crónicas (como el rompimiento que comentamos), o otras enfermedades médicas que exigen que se redistribuya el flujo sanguíneo a otros órganos y sistemas.
Así es que, a cuidar sus afectos, porque no sabemos si su corazón pueda resistirlo.