Decidí titular esta participación así, ya que este es uno de los mitos que se manejan en la sabiduría popular, claro siempre acompañado de: “preocúpate del que no avisa, ese si…”.
El suicidio es la complicación máxima que podemos tener dentro de la consulta de un psiquiatra, así como los infartos en la consulta de un cardiólogo. Es el acto más agresivo que puede cometer un ser humano ya que representa la agresión máxima hacia su propia integridad y hacia el resto de sus seres queridos. En particular nos ha llamado la atención a los psiquiatras mexicanos el hecho de que el suicidio en adolescentes se ha incrementado importantemente hasta alcanzar a ser la tercera causa de muerte entre este grupo de edad. Existen estados de la República que han emitido alertas a sus pobladores para concientizarlos sobre este problema como los son Tabasco, Yucatán y Nayarit.
La adolescencia es un momento de “nudo” clave en el desarrollo de los seres humanos y por lo tanto y momento de suma fragilidad para presentar complicaciones como el suicidio. La búsqueda natural de independencia del núcleo familiar y el encontrar la aceptación de nuevos grupos se convierte en un terreno fértil para una sensación de soledad y de desesperanza máxima si las cosas no se van dando como el adolescente espera. Este aislamiento y la dificultad de comenzar a comunicar mis problemas de una manera adulta hacen todavía más difícil que pueda acercarme a otras personas en búsqueda de comprensión y de soluciones a los conflictos.
Por todos estos factores es que para nada es recomendable seguir este dicho “El que avisa no se suicida”…siempre hay que tomar con seriedad cuando alguien, y en este caso particular, un adolescente, emiten una amenaza suicida ya que podría representar nuestra única oportunidad a una puerta abierta de ayuda para ellos. No echen este consejo en saco roto, al que comunique estas ideas suicidas hay que hacerle caso y llevarlo a evaluar igual que llevaríamos al médico a cualquier familiar nuestro que tenga un síntoma físico grave.