Uno de los más grandes gozos en mi vida, es haber encontrado joven mi pasión de vida: “Crear una nueva visión de la terapia y una nueva técnica” No sé si lo lograré o no, pero sé que no dejo de dar pasos en esa dirección y mientras lo hago, disfruto que auténticamente siento que estoy poniendo mi granito de arena para que este mundo esté mejor.
Este fin de semana, tuve la oportunidad de convivir en una carne asada con muchos de nuestros colaboradores y personas de confianza. Me dolieron los que no pudieron estar, pero fue muy linda la convivencia. Cuando llegó el momento de decir las palabras, tuve esa incómoda sensación (que espero que todos ustedes hayan sentido), sentí que las palabras no bastaban para expresar todo lo que siento y lo agradecido que estoy con las personas que nos han acompañado en este camino.
Si están pensando que estoy aprovechando la columna para agradecer y decir lo valiosas que son para mi estas personas, están en lo correcto. No es fácil encontrar socios que vayan hombro con hombro, en las buenas y en las malas y auténticamente siempre busquen lo mejor para todos. No es fácil encontrar colaboradores que estén dispuestos a sumarse a un barco sin garantías y con una nueva visión; no es fácil que esos colaboradores y socios, se conviertan en tu familia y en personas que apoyas y te apoyan de corazón. Y además, tener una novia que apoya tu proyecto y se suma a tu familia de trabajo; aunque asusta, realmente vale la pena.
A estas alturas se preguntarán ¿y qué tanto presume esta semana? Sólo quiero ser congruente con lo que quiero compartirles. Es cierto que vivir el dolor, el miedo, la insuficiencia, el disfrute y todas esas emociones, son importantes de vivir… pero muchas veces nos olvidamos de vivir y disfrutar esas conexiones que hemos generado, el sólo estar y compartir con esas personas especiales que llenan tu corazón.
Muchas veces, cuando recibimos tanto amor y tanto apoyo, sentimos una sensación de “deuda”. Yo te pregunto: ¿Cómo te sientes tu cuándo apoyas y nutres a alguien que quieres? Seguramente te sientes útil, valioso y muy lleno. Cuando los que te quieren, te apoyan, sienten lo mismo. Deja que los demás se llenen de darte cosas buenas y tú, llénate de gratitud al recibirlas.
Muchos estudios han comprobado que las personas agradecidas viven más felices, tienen más capacidad de recibir apoyo y están más conectadas. Si voy por la vida sintiendo que todo lo que me dan es una deuda que debo pagar, viviré cansado y estresado. En cambio, si voy por la vida recibiendo con amor lo que me dan y siendo agradecido, siembro la semilla de un mundo mejor.
Una actitud agradecida sirve de poco, si no tienes acciones congruentes que la acompañen. Si estas agradecido con alguien, demuéstralo. Di: “gracias, mi mundo es mejor gracias a que estás en él”. Dale una carta, un mensaje, una cena o dedícales una columna, por inundar tu corazón de alegría…
Esta semana, quiero dejarles de tarea que noten cómo viven el apoyo: como gratitud o como deuda. Qué tanto se dan permiso de expresar su gratitud. Si descubren que la viven más como una deuda, no pasa nada; sólo nota (poco a poco) cómo los demás son felices de apoyarte y tú a ellos. Y después, comienza a compartirles y demostrarles que hacen tu mundo mejor.