Es difícil darnos cuenta en la actualidad del estilo de vida tan agitado que llevamos y su repercusión en la salud, ya que nos vamos acostumbrando y creemos que vivir con estrés agudo es la forma de estrés más común, generalmente surge de las exigencias y presiones del pasado reciente y las exigencias y presiones anticipadas del futuro cercano.
El estrés agudo en pequeñas dosis puede ser emocionante, nos hace muchas veces levantarnos por la mañana, realizar lo que nos toca en forma inmediata, pero cuando es demasiado resulta agotador, exagerar con el estrés a corto plazo puede derivar en agonía psicológica, dolores de cabeza tensiónales, malestar estomacal y otros síntomas (como ya vimos en alguna entrega anterior).
Muchas personas no reconocen los síntomas de estrés agudo y las causas que lo motivó, como un accidente automovilístico, la pérdida de un contrato importante, un plazo de entrega que deben cumplir, los problemas ocasionales de su hijo en la escuela entre otros.
Dado que es a corto plazo, el estrés agudo puede presentar:
- Agonía emocional: Una combinación de enojo o irritabilidad, ansiedad y depresión, las tres emociones en los que se manifiesta el estrés.
- Tensión muscular: Contracciones musculares que incluyen dolores de cabeza por tensión, dolor de espalda o dolor en la mandíbula. Además, la tensión muscular puede llevar al desgarro muscular, problemas en tendones y ligamentos.
- Manifestaciones digestivas: Como síndrome de intestino irritable, puede presentar acidez, flatulencia, diarrea y estreñimiento.
- Sobreexcitación pasajera: Que deriva en elevación de la presión sanguínea, ritmo cardíaco acelerado, transpiración de las palmas de las manos, palpitaciones, mareos, migrañas, manos o pies fríos, dificultad para respirar, y dolor en el pecho.
El estrés agudo puede presentarse en la vida de cualquiera según la circunstancia que esté viviendo, en general es muy tratable y manejable.
Por otra parte, hay personas que tienen estrés agudo con frecuencia, cuyas vidas son desordenadas, siempre están apuradas, pero siempre llegan tarde, les salen mal muchas cosas, en general asumen muchas responsabilidades, les es difícil organizar su vida por la cantidad de exigencias autoimpuestas, viven continuamente bajo la presión del estrés agudo.
¿Conoces a alguien así?
Es común que estén demasiado agitadas, tengan mal carácter, sean irritables, ansiosas y estén tensas. Siempre apuradas, tienden a ser cortantes y a veces su irritabilidad se entiende como hostilidad. Las relaciones interpersonales se deterioran con rapidez cuando otros responden con hostilidad real y el trabajo se puede volver un lugar generador de estrés.1
Otra forma de estrés agudo episódico surge de la preocupación incesante, las personas que tienen pensamientos pesimistas y se imaginan una catástrofe en cada situación, pueden ver al mundo como un lugar peligroso, poco gratificante donde lo peor puede suceder, tienden a agitarse demasiado, a estar tensos, pero están más ansiosos y deprimidos que enojados y hostiles.
Los síntomas del estrés agudo episódico son los síntomas de una sobre agitación prolongada: dolores de cabeza tensos y persistentes, migrañas, hipertensión, dolor en el pecho y enfermedad cardíaca. Tratar el estrés agudo episódico en general requiere ayuda profesional, la cual puede tomar varios meses.
Estas personas se van acostumbrando a vivir así, no ven nada malo en la forma cómo conducen sus vidas, culpan a otras personas y hechos externos de sus males, no hay un razonamiento lógico de los factores reales o imaginarios que causan el estrés. Con frecuencia, ven su estilo de vida, sus patrones de interacción con los demás y sus formas de percibir el mundo como parte integral de lo que son y lo que hacen.
Estas personas suelen ser sumamente resistentes al cambio, sólo la promesa de alivio del dolor y malestar de sus síntomas puede mantenerlas en tratamiento y encaminadas en su programa de recuperación.
Este es el caso de Marina, ella ha pasado de un estrés agudo a estrés agudo episódico, esto es, vive en tensión permanente pero además tiene episodios de más estrés donde los sentimientos negativos la invaden, con miedo a lo que puede suceder, aunque no tenga ninguna justificación lógica para pensarlo, irritable, con angustia y depresión.
Pobre Marina, se la está pasando muy mal, así como Raúl su esposo que ya no sabe qué hacer para que ella se sienta mejor, por eso le recomienda ir con una psicoterapeuta con la esperanza que les ayude.
Si Marina fuera un familiar tuyo, ¿qué habrías hecho para ayudarle?
Ayúdame con propuestas, las espero en mi correo [email protected]
Referencia de la información: Asociación Americana de Psicología.
Nos vemos la próxima.
Ya viene Navidad ¡Qué emoción!