Probablemente estemos más familiarizados con el término premenstrual, el que seguramente no conocemos es el de “Disforia”. La disforia incluye a la mayoría de las sensaciones molestas que puede tener un ser humano: tristeza, irritabilidad, enojo, ansiedad o inquietud. Se le considera el término antónimo de la euforia. Así es como se utiliza dentro del ámbito psiquiátrico y psicológico, cuando la sensación es molesta, pero difícil de describir para la persona, ya que no se mantiene este sentimiento estable por suficiente tiempo para considerarlo por separado como un reporte de las emociones que ya comentamos más arriba.
Justo, uno de los momentos en la vida que mejor pueden ejemplificar esta definición, es el período premenstrual en las mujeres. Todas, todas, todas, sienten molestias vagas durante los 3-5 días previos a la menstruación, donde de forma normal reportan sentirse con mayor fragilidad emocional, con molestias físicas como dolores inespecíficos, y retención de líquidos y un mayor cansancio y sensación de sueño diurno. Pero, cuando estos síntomas superan a lo tolerable y alteran la funcionalidad del individuo, obligándolo a incapacitarse por la severidad de estas molestias, estamos hablando del Síndrome Disfórico Premenstrual. Es muy habitual que los síntomas mejoren el día que comienza la menstruación o al día posterior. Usualmente se asocia a alteraciones en los niveles normales de hormonas femeninas, aunque no es algo que pase siempre, y en la bioquímica se encuentran fallas en subtipos de receptores de sustancias opiáceas (conocidas por ser reguladoras de la transmisión del dolor). En cuanto a comorbilidades con otras enfermedades psiquiátricas, se le ha relacionado de forma importante con mujeres que a la vez son portadoras de Trastorno Bipolar y que probablemente todavía no lo sabían.
Para el manejo y tratamiento de estas pacientes se necesita frecuentemente la colaboración del ginecólogo y el psiquiatra. Hay que hacer obligatoriamente los estudios habituales del área reproductiva, que incluyen un perfil hormonal y un ultrasonido ginecológico; y una evaluación psiquiátrica. El tratamiento incluye la modulación hormonal femenina a través del uso de anticonceptivos por varios meses, además de la utilización de ciertas familias de antidepresivos que mejoran los síntomas emocionales y dolorosos.
Hay que aprender a diferenciar entre las molestias habituales del sangrado menstrual a las que son respectivas a este síndrome que amerita evaluación y manejo oportuno para conservar una muy buena calidad de vida.