Es interesante porque últimamente he tenido un cambio interesante en mi consulta habitual, generalmente mi consulta constaba mayormente de mujeres, y uno que otro hombre, pero de unas semanas para acá eso ha cambiado y he empezado a tener más hombres en consulta.
Lo interesante es que muchos tienen los mismos temas y en general se tratan de dos cosas: una es que no saben cómo comunicarle cosas a su pareja sin lastimarla, y la segunda, no tienen idea de por qué se sienten así, pero viven las dolencias de sus parejas como una situación en la cual ellos mismos están fallando como hombres.
Esto me ha llevado a pensar lo poco que hemos sido estudiados los hombres y nuestra forma de pensar debido a que muchas veces se nos tacha de simples; es una característica tan generalizada que aún entre nosotros nos etiquetamos así y, muchas veces, no nos permitimos hablar en voz alta de algunas de las cosas que vivimos y sufrimos porque el mencionarlo inmediatamente nos salimos de las convenciones y nos pone incómodos.
Me gustaría que se pararan un momento y se preguntaran qué es lo que como hombres muchas veces sentimos, y vivimos, sin queja ni remordimiento, y cómo este mismo comportamiento nos hace parecer patanes o insensibles.
Últimamente he estado recordando constantemente una situación que me ha incomodado por años y que sin embargo nunca he sabido acomodar, se trata de una chica que conocí en bar una noche y terminamos juntos esa misma noche en Cuernavaca, para mí fue una cosa muy fluida y padre, donde habíamos conectado muy bien y me sentía muy contento y me hubiera gustado seguir hablando con ella y conocerla. ¿Qué paso? Ella al día siguiente fue fría y distante, apenas respondía lo que le preguntaba. Por supuesto yo me aguante todo el camino de regreso de Cuernavaca con toda esa mala vibra porque de otra forma habría sido un patán que la abandonó, y ¿saben algo?, había una parte de mí que me hubiera gustado hacerlo, regresarme de forma distinta y dejarla seguir su camino porque esa hora y media ha sido de las más incomodas que he vivido en mi vida.
Por supuesto años después pude comprender que ella probablemente se sentía confundida y culpable y no sabía qué hacer ya que por lo que había entendido de la noche anterior salía con alguien de forma no oficial y quizás todo era muy incómodo, pero en ese momento lo único que podía ver era una mujer hacia la que me sentía muy atraído y con la que había pasado una noche muy padre rechazarme de diversas maneras durante lo que me pareció una eternidad.
Es por eso que me gustaría hacer una pequeña reflexión, por más que lo neguemos los hombres, sentimos. Vivimos situaciones difíciles, tenemos miedos y en ocasiones también no sabemos qué hacer. Es por eso que es importante que nos demos permiso de hablar, de decir lo que sentimos. Sólo les tengo una mala noticia, no estamos acostumbrados, por lo que será importante tener paciencia y buscar que es lo que sentimos para después comunicarlo de forma asertiva y así generar mayor simpatía con la gente de nuestras vidas.
Algunas preguntas que pueden hacerse para entenderse o entender a su hombre y hacer algo distinto en la vida podrían ser:
1.- ¿Qué siento que pasaría si me vieran triste?
2.- Cuándo mi pareja está mal, ¿cómo me siento?
3.- ¿Me doy permiso de sentir todo?