Si bien el acceso libre a una inmensidad de documentos en el internet ha sido un paso revolucionario en la historia de la humanidad, en el ámbito médico nos ha enfrentado a nuevos paradigmas en la atención clínica de nuestros pacientes. Y que decir en épocas de pandemia… Les quiero poner los puntos que me parecen más relevantes en el siguiente orden:
- La información médica que se sube a la red está hecha para ser interpretada por médicos. El gran problema es que el 60-70% de las búsquedas que se hacen tienen que ver con temas de salud. Sitios como el vademécum o el PLM, páginas llenas de los requerimientos sanitarios para que un medicamento salga al mercado, llevan los efectos que una droga puede producir en cuando menos el 0-1 a 1% de los pacientes. Si uno leyera los datos de la aspirina estoy absolutamente seguro que nadie se tomaría ninguna… inténtelo a ver que me cuentan.
- En tiempos de COVID-19, este punto anterior reviste mayor importancia. Si los antihipertensivos bloqueadores de la enzima convertidora de angiotensina II, si la hidroxicloroquina, hasta que si la muerte de pacientes de coronavirus se da por coagulación intravascular diseminada más que por insuficiencia respiratoria; son producto de artículos de investigación médica, no para el juicio del público en general. Las medidas que se deriven en la acción de estos reportes dependen de su uso médico y no para que las personas lo estén compartiendo en sus redes sociales, alimentando las hipótesis del complot de la enfermedad.
- Es súper válido que alguien quiera saber más acerca de su salud. SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE, y cuando se produzcan estas búsquedas en sitios de instituciones oficiales que verifican la información que suben a sus páginas web. Hacerlo fuera de estos ámbitos es cooperar al fértil mercado de las “fake news”.
- Una buena práctica médica actual corresponde a terminar una consulta con la suposición diagnóstica, los estudios pendientes y el plan de manejo y evolución. El paciente tiene todo el derecho a cuestionar todas sus dudas e incluso a solicitar una segunda opinión. Se vale investigar acerca de lo platicado en el acto médico. Las comunicaciones por redes sociales o teléfono posteriores se deben de dejar para urgencias y acumular las nuevas dudas para una siguiente consulta con su médico.
- Es imposible no exponernos al tsunami de datos y de comentarios de salud en el internet, como en muchos ámbitos de la vida, hay que hacer uso de la prudencia, la sabiduría y el buen juicio para poder discernir la paja de lo verdaderamente valioso. La práctica hace al maestro, la solución no es seguir creyendo ciegamente en lo que nos dicen los profesionales de la salud, pero hay que ser responsables y ejercitar nuestro juicio crítico para ser más finos y acertados cada vez.
Dr. Edilberto Peña de León