El insomnio es probablemente la queja más frecuente que reportan los pacientes durante una consulta psiquiátrica. Con esto no quiero decir que sea lo que motiva a los pacientes a venir a vernos, si no que al acudir por otra causa y hacer búsqueda intencionada de alteraciones neuropsiquiátricas, casi siempre aparece. Cuando aparecen los problemas del sueño siempre intentamos muchos remedios antes de decidir ir al médico. A continuación hago una lista de los que más me reportan los pacientes y un comentario acerca de su efectividad:
- Infusiones relajantes: hasta el momento no hay estudios científicos que demuestren la eficacia de los tés de siete azahares, de cáscara de naranja o de manzanilla para producir sueño. Si hay que mencionar que los tés “verdaderos” (té blanco, rojo, verde y negro) contienen una dosis alta de teofilina, una sustancia muy activadora, casi como la cafeína, por lo que incluso estos últimos hay que evitarlos.
- Tomar un vaso de leche caliente: no hay una explicación biológica para pensar que la leche mejore mi capacidad para dormir. Al contrario, la ingesta de alimentos altos en carbohidratos durante la cena interrumpen mi capacidad para iniciar un sueño tranquilo.
- Una copita de alcohol: una costumbre que veo mucho en los paciente, la realidad es que inician sueño más fácil, pero contradictoriamente rompe la cadencia de las fases normales del sueño, generando una experiencia de constantes interrupciones durante la noche y, finalmente, un sueño no reparador.
- Antihistamínicos: Hay muchos medicamentos de venta no controlada que contienen antihistamínicos. Estos son mejor conocidos por su uso para reducir la cantidad de producción de moco cuando tenemos una enfermedad de vías respiratorias altas. Cuentan con un efecto adverso importante que es la somnolencia. Dentro de este grupo están los que usan difenhidramina en formulación única (de estos el más conocido es el Nytol), o algunas marcas de analgésicos que terminan con la abreviatura PM (como el Tylenol PM). Son efectivos, pero a veces dan demasiada somnolencia que se extiende hasta la siguiente mañana.
- Melatonina: Muy llevada y traída, y multimencionada por los clientes que van al consultorio. Se trata de una hormona muy similar a la que nos da la coloración a la piel, que cuando la tomamos excedemos a la que nuestro cuerpo produce y favorece que recuperemos las fases normales de nuestro ciclo de sueño. Hay que aclarar que no se trata de un medicamento hipnótico, o sea no nos genera sueño de forma inmediata; sino como explicamos anteriormente, nos regula el sueño normal cuando se desfasa. Así es que su funcionamiento depende de su uso por varias semanas y en dosis mayores a 5 mg por noche.
Hay que aclara que todos estos remedios son de fácil acceso y que forman parte del “armamento” que tenemos más a la mano cuando sufrimos de insomnio, cosa que es muy frecuente. Pero como regla general quiero dejar claro, que si tenemos una queja de sueño por más de dos semanas y que no identifiquemos un factor externo que claramente nos lo esté produciendo, debemos de acudir al médico.