Recuerdo bien el día que reprobé mi examen de ingreso a la universidad. Cuando lo hice estaba tan nervioso que la maestra que lo impartía me preguntaba si quería salir con el doctor del lugar. Ya saben la escena, las manos me sudaban (para ser honesto todo yo sudaba), temblaba, e incluso, estaba un poco pálido…
Lo que estaba pasando por mi cabeza seguro lo suponen, ¿Qué va a pasar si repruebo? “Voy a ser un fracasado si no logro entrar”, “esta pregunta no la sabes, no la sabes, lo vez no sabes nada”. Después de ser el último en entregar el examen, camino a mi casa comencé a recordar preguntas y que era lo que había respondido y me di cuenta que seguro reprobaría y así fue… ¿Saben que es lo más curioso? Me dolió reprobar y aprendí poderosas lecciones de eso; pero fuera de eso, nada más grave pasó.
De haber sabido en ese entonces que existía un estado mental llamado juego, las cosas habrían sido de otra forma. Pero, ¿Qué es el juego? Es la capacidad de darle a las cosas la importancia que tienen pero no tomártelas tan enserio; el mejor ejemplo en esto es la gente con diabetes; estas personas generalmente tienen reacciones como “No si está gravísimo, ya me van a inyectar insulina y casi no veo, se me pone el pie negra estoy muy mal muy mal… ¿Vamos a cenar taquitos no? Pero con coca light porque soy diabético”. Alguna vez conocí un taxista que no entendía la diabetes y no se la tomaba tan enserio pero hacía todo lo que le pedían los médicos y llevaba 17 años estando sano.
No tomarte las cosas tan enserio pero darle la importancia que tiene, implica estar dispuesto al dolor que se puede derivar de ellas o la tristeza o el enojo, pero aceptar que es poco probable que pase algo MUY grave si lo haces mal. Darle la importancia que tiene implica actuar en consecuencia y hacer lo mejor que puedas, además generalmente si estás en estado juego es más fácil aprender de tus errores y seguir creciendo.
El juego es una forma de estar en el presente sin estar alerta (como pasa con el miedo) además cuando jugamos tenemos mayor creatividad y mejores posibilidades de pensar en soluciones que estén fuera de lo que normalmente pensamos.
Se puede jugar con todos los temas que te tomes enserio. Existe un chava llamada Jane McGonigal que ha visto a personas con enfermedades terminales usar el juego como recurso y mejorar drásticamente su calidad de vida. Además el juego es parte vital del desarrollo de muchos mamíferos y puedes observar como aún de adultos lo hacen.
Jugar es importante, desde jugar juegos de mesa hasta darte chance de no tomarte tu trabajo, tu pareja o tu paternidad tan enserio. Es una manera de aprender a fluir y disfrutar más.
Esta semana quiero dejarte de tarea que recuerdes que te gustaba jugar de niño ¿Hace cuánto que no lo juegas? Quizá el adulto interno está limitando demasiado a tu niño… Yo aún disfruto jugar a “ las traes” o «las escondidillas» (claro cuando mi cabeza no me está dando lata con que eso es perder el tiempo). Prueba jugar 1 hora esta semana y observa que cambios tiene tu cuerpo y mente antes y después de jugar, recuerda que jugar y competir son cosas distintas.