Es triste que nuestros padres dejen toda la educación que requerimos en manos de los profesores. Como si además de brindarnos conocimiento, también fuera su responsabilidad educarnos y darnos modales. Como si también fuera su responsabilidad darnos una educación emocional y con ello aprender a escucharnos a nosotros mismos y así saber qué es lo que realmente queremos. En un ejemplo más simple, como si ellos pudieran decirnos quién nos gusta para pareja y cómo vamos a formar un equipo llamado familia.
Siguiendo ese mismo ejemplo:
Imagina que tienes una visión clara de qué es lo que quieres para ti a nivel profesional, y que desde hace muchos años comenzaste a estudiar una carrera que sabías sería la principal herramienta para lograr ese objetivo: conocimiento. Eventualmente te das cuenta de que además del conocimiento, para lograr alcanzar tus sueños necesitas de un socio. Una persona que comparta tus valores y que sin importar qué tan inteligente sea, también tenga un código de honor similar al tuyo. Que sea tan trabajador como tú, tan puntual como tú, o tan propositivo como tú. Buscas, descartas y cuando crees que encuentras, pruebas, pero las cosas no se dan. No te rindes y lo intentas de nuevo, y de nuevo y de nuevo, hasta que por fin tienes bien claro el perfil de la persona que te acompañará en este proyecto. Con una visión así de clara será más fácil que la siguiente vez busques a ese socio en el lugar indicado.
Lo mismo pasa si eres una persona que busca formar una familia (un proyecto aún más importante que cualquier negocio), ¿cuáles serán las características de la persona que te acompañará en ese proyecto tan ambicioso?, ¿dónde vas a buscar?, ¿vas a esperar a que llegue solo?
Es importante que nosotros mismos nos eduquemos respecto a qué queremos y aprendamos a buscarlo y no decir “uno propone y Dios dispone” a la mínima que no conseguimos hacer funcionar un proyecto; esa frase está reservada para cosas que van más allá como la salud o la misma muerte, pero sólo hasta ahí.
Hay sueños tan grandes que simplemente no podrían ser alcanzados de manera individual. No imagino un hombre solo invirtiendo todas las horas de su vida en un único propósito de las magnitudes de un súper colisionador de partículas (la máquina más grande construida por el hombre). La palabra que llega a mi mente es imposible.
Muchos otros proyectos pueden no ser imposibles para una sola persona, pero seguro que los podría lograr en una fracción del tiempo contando con el equipo correcto. Estando con el equipo ganador; y en muchos de los casos ese equipo ganador no existe, sino que tú mismo tienes que armarlo.
La recomendación que no dejes que el destino te ponga enfrente a las personas indicadas. Tú mismo crea el perfil de la persona que consideras la indicada para el proyecto que traes en mente y busca en los lugares correctos.