Vivimos en sociedad, no todos entienden lo que esto implica y cuando entienden, suelen ver más los costos que los beneficios. Como en muchas cosas en la vida, el precio tienes que pagarlo, pero el disfrute está en ti tomarlo… O no.
Ya hemos platicado de las ventajas emocionales de tener una red de apoyo, personas que apapachen tu corazón y te ayuden a seguir creciendo cuando todo carece de sentido.
Hoy experimenté una nueva red de apoyo, que aunque no tiene la intensidad emocional a la que estoy acostumbrado, tiene una intensidad muy distinta y útil. Como ya les he dicho, uno de los mayores placeres de mi vida es trabajar con mi socia la sexóloga Di Bari. Ella y yo, llevábamos años buscando una manera de disfrutar del ejercicio y por más que probábamos, no lo lográbamos.
Una vez más, la respuesta estuvo en encontrar un grupo adecuado para conseguirlo; entramos a un programa de ejercicios, de esos que prometen en su slogan que después del curso “tu vida no volverá a ser la misma”; si soy honesto, entré un poco incrédulo. Pero a lo largo de 9 semanas, descubrimos que el secreto para disfrutar el ejercicio es encontrar un grupo adecuado que te motive y acompañe a hacerlo.
Quizá tú no seas una persona “tan sociable”, pero aún así, no puedes evitar ser humano. Tu cerebro está diseñado para hacer grupos, los humanos no somos una especie fuerte, únicamente porque trabajamos y pensamos en equipo es que hemos llegado a ser la especie dominante.
Tal vez tú eres alguien disciplinado en el ejercicio y no necesitas de un grupo de apoyo en esa área, pero seguro en alguna necesitas personas que peguen su hombro al tuyo para decirte: “aquí estoy, si te caes nos levantamos juntos”.
Existen estudios que han demostrado cómo el nivel de felicidad incrementa cuando tienes relaciones sólidas, cuando tienes una comunidad sana y cuando (de manera activa) haces cosas para que este mundo sea un mejor lugar para vivir. Conozco a muchas personas que saben esto pero ¿de qué sirve saber algo si no se aplica?
¿Cuándo fue la ultima vez que ayudaste a alguien? ¿Cuándo decidiste cambiar tu rutina por apoyar a un desconocido? Si es algo que haces cotidianamente ¿vives el gozo que esto produce? ¿te das cuenta que con esa pequeña acción, estás haciendo un mundo mejor?
No importa si es para que te apoyen emocionalmente, para que te acompañen a hacer ejercicio o para vivir el gozo de estar creando un mundo mejor. Tener una o varias “manadas” es importante para aumentar la eficiencia y el placer de vida.
Esta semana, me gustaría dejarles de tarea que reflexionen sobre sus diferentes grupos sociales ¿Cómo están en cada uno? ¿Los están alimentando y usando lo suficiente? Reconoce lo que has hecho bien y felicítate por mantener esas relaciones y grupos sanos, no te regañes por los que has dejado; mejor pon las manos en la masa y vuelve a alimentar esas relaciones.